Amid Achi Fadul: En el fondo, soy un tendero en el sentido más tradicional del término
Amid Achi Fadul, empresario. Preside el Grupo número 1, uno de los conjuntos empresariales más sólidos de Canarias, donde lleva a cabo su actividad empresarial desde hace 38 años. Señala que su grupo de empresas facturó en 2004 más de 60.101.210 euros y que sus empleados superan las 1.200 personas. Sin embargo, él se considera sólo un tendero» en el más tradicional sentido de la palabra.
Amid Achi es una leyenda en el ámbito empresarial canario, aunque él lo niegue en tono modesto y sereno. Resulta fácil imaginarlo lejos de su enorme despacho lleno de fotos y recuerdos, ante una pequeña tienda en cualquier rincón del mundo, aunque fue Canarias el lugar que escogió cuando contaba sólo 19 años y vino desde Siria, primero a Madrid para aprender el idioma y luego a Tenerife, donde dejó a un lado su profesión en la Marina Mercante para empaparse de la profesión en la que sus paisanos parecían moverse más cómodamente: el comercio.
-Sus negocios registran una gran diversidad, ¿podría definir en que ámbitos se mueve como empresario?
-Empecé en el ámbito que podríamos seguir llamando de las tiendas. Creo que esa es mi profesión, la de tendero, en el sentido más tradicional de la palabra. Abrimos las tiendas Número Uno, dirigidas a un segmento de la población medio-bajo, a gente que buscaba sobre todo el ahorro, y que llegaron a implantarse en todas las islas. Empezamos en el mundo del textil, seguimos con el calzado, después nos dedicamos al bazar,menage, juguetes, perfumería… Después pasamos al tema inmobiliario y al ocio, aunque este último es un sector empresarial que vamos a dejar. También, con el cambio de los tiempos, hemos ido tendiendo hacia el terreno de las franquicias, de las que tenemos 16, aunque en pocos meses llegarán a veinte.
-¿Puede decirse que el Número 1 fue el precedente de las actuales tiendas de chinos?
-De algún modo, pero teníamos más calidad. Nosotros no comprábamos en China la mercancía sino que aprovechábamos los excedentes de buenas marcas.
-Su iniciativa choca bastante con el espíritu de la subvención que parece inundar esta tierra.
-Totalmente. Somos empresarios que jugamos con la creatividad, dependemos de nosotros mismos y de nuestro esfuerzo. Viajamos mucho, cogemos una idea y la adaptamos a las Islas. Quizá vemos un poco más allá.
-¿A cuánto ascendió la facturación del Grupo Número 1 en 2004? ¿Cuántos empleados tienen?
-Somos un grupo de 25 empresas y facturamos más de 10.000 millones de pesetas (60.101.210 euros). Trabajan para nosotros más de 1.200 personas.
-¿Lo mejor que le puede pasar a un empresario es obtener beneficios?
-(Sonríe). Hombre, sin beneficios las otras cosas no se saborean. Con el bolsillo lleno disfrutas de otras sensaciones, miras al sol, al medio ambiente, ayudas a los amigos. Hasta te puedes permitir convertirte en buena persona. También es un gozo grande ver que una idea crece como una planta y se desarrolla.
-¿Nunca le tentó el sector turístico?
-No, ni la Bolsa. Prefiero invertir en negocios que dependen de mí, no de un montón de factores externos que no puedes controlar.
-¿Proyectos?
-En el ámbito inmobiliario optamos por pequeñas promociones en zonas urbanas. Nos va bien, como a todo el mundo en este sector. Estamos añadiendo con fuerza la informática en Martínez, pero vamos a vender todo lo de ocio y restauración.
«El negocio se basa en la relación con la gente»
Llegó a Canarias en 1968 a estudiar para marino mercante, hasta que vio que sus paisanos se ganaban la vida muy bien dedicándose al comercio. «Trabajar para ti mismo es siempre mucho más agradable que hacerlo para otro, eso sólo lo hice en el barco», explica. Y cuando inició su aprendizaje en el textil prefirió trabajar a comisión.
-¿Es muy intuitivo?
-Creo que sí, por que la vocación comercial es algo que llevamos en la sangre.
-¿Una clave de su actividad?
-La relación con la gente que está en tu entorno. Hay que ser capaz de hacerle sentir la empresa, de metérsela en su corazón y su mente. Nuestro mayor patrimonio es la gente que trabaja con nosotros.
-¿Si fuera canario ya hubieran puesto su nombre a una calle?
-Ja, ja. No sé… pero me siento reconocido en esta tierra. En cualquier caso, esas cosas suelen ser más fáciles cuando mueres.
-¿Qué aficiones tiene?
-Todas giran en torno a mi trabajo. Cuando viajo veo centros comerciales de otros lugares, es un sector que me interesa. Si leo, el libro también se relaciona con ello.
-¿Es más complicado llevar una tienda o un medio de comunicación?
-Un medio de comunicación es más difícil que cien tiendas.»