Negocios sin necesidad de alquilar un local
El alquiler, más que un compromiso mensual o que una simple carga, para muchos nuevos empresarios el pago de la renta mensual por su local es una pesadilla. “Cuando se inicia una actividad, la ilusión suele ser inversamente proporcional al nivel de los gastos fijos”, afirma María P., un empresaria jubilada que ha puesto en marcha varios negocios y que conoce lo que significa la asfixia por el pago del alquiler.
El aumento de los precios de los locales comerciales no ha hecho sino incrementar la presión. “La tendencia de crear negocios que no requieren de un local va en aumento en parte por la marcha del mercado inmobiliario”, señala Santiago Barbadillo, director general de Barbadillo y Asociados, una consultora especializada en franquicias.
El desarrollo económico, la mejora del nivel de vida y la entrada de modelos de negocio extranjeros orientados hacia los servicios facilitan la aparición de actividades empresariales que se pueden desarrollar sin necesidad de contar con un local propio.
Diferentes sectores como la formación, la limpieza, la consultoría, la informática, o el cuidado de niños y ancianos, permiten trabajar sin tener que invertir en un local. “Este tipo de negocio ejerce un gran atractivo sobre muchos emprendedores porque evitan muchos gastos y se consigue poner en marcha la empresa con una inversión inicial relativamente baja. En grandes ciudades, como Madrid y Barcelona, muchos franquiciados perciben una gran ventaja en poder desarrollar su trabajo sin local”, destaca Beatriz Vega, directora de proyectos de la consultora Tormo y Asociados.
En estos momentos, existen alrededor de 60 franquicias en España que no exigen la apertura de una oficina o local comercial propio. Muchas de ellas basan su negocio en servicios a través de Internet, el teléfono o la asistencia a domicilio.
Diversidad
“Muchos servicios se ofrecen en el domicilio del cliente, en sectores como limpieza, consultoría o formación. Otros negocios explotan lugares de paso como los pasillos de los centros comerciales, o las estaciones del metro, para poner allí dispensadores o máquinas de venta con sus productos o servicios. No tienen un local, sino que el negocio va donde esté el cliente, aunque sea de paso”, aclara Vega.
Otra posibilidad es el negocio móvil, en el que se reemplaza el local por otros elementos. “Hay actividades que requieren de una furgoneta u otro tipo de vehículo para transportar el equipo y movilizarse hasta donde está el cliente”, destaca Barbadillo. La limpieza de alfombras a domicilio, una consultora especializada en fomentar el trueque entre empresas, talleres de reparación de tapicerías de coche o de cristales de vehículos allí donde quiera el cliente.
La variedad de actividades que se puedan desarrollar sin local es muy amplio. Algunos profesionales liberales como los abogados, los traductores o los expertos en márketing, diseño o publicidad, pueden ejercer su profesión con independencia y aprovechando la estructura y la marca de una empresa consolidada. Barbadillo considera que la multiplicación de los negocios orientados a prestar un servicio y que no requieren de un local comercial es un fenómeno que proviene de los países anglosajones.
Más que ahorro
La ventaja más clara que ofrecen los negocios sin local es el ahorro. Se deja de pagar un alquiler, algo que resulta muy importante al inicio de la actividad porque los beneficios se incrementan y el tiempo de recuperación de la inversión se reduce. Las empresas pueden también aprovechar sus escasos costes para invertir más dinero en otras partidas como publicidad, o bien reducir sus precios, con lo que, a su vez, atraer a más clientes e incrementar sus ingresos.
Otro beneficio es la proximidad al cliente. Muchos de estos modelos de negocio permiten una gran agilidad y flexibilidad, lo que supone un enorme acercamiento al cliente final y sus necesidades.
Pero la falta de un local también tiene sus inconvenientes. “El local comercial es una herramienta de venta y sirve para dar una cierta imagen frente a los clientes”, señala Vega.
La confianza de los consumidores en un negocio se sigue basando en la seguridad de que existe una persona detrás de esa compañía. Dicho de otro modo, el anonimato y la distancia física entre empresa y cliente, algo que se genera en negocios de tele asistencia o a través de Internet, puede suscitar aún desconfianza entre muchos ciudadanos. “En España, todavía no estamos preparados para suprimir del todo el trato cara a cara”, explica Lucía Oreo, presidenta de Inverbrokers, una franquicia de intermediación financiera. Por eso muchas franquicias mantienen, al menos, un local central, desde el que se gestionan las distintas actividades.
“Otros franquiciados empiezan su negocio sin local, pero en cuanto crecen se hacen con un inmueble aunque sea pequeño que les sirva como herramienta de márketing”, afirma Vega. En algunos casos, el franquiciado puede simplemente alquilar una oficina, un almacén, o incluso acondicionar parte de su propio domicilio, según considera Barbadillo.