El vino crece con franquicias.
El vino ganará seguidores con la franquicia La Sociedad, un sitio de encuentro de enófilos. La Sociedad comenzó en 1997 cuando un puñado de artistas, empresarios y periodistas argentinos empezaron a reunirse en locales gastronómicos para probar y conversar sobre el vino y su cultura. Esto empezó casi como un juego. Nos divirtió llamarnos La Sociedad, porque remite a algo clandestino, a una mafia buena», cuenta Jorge Toto, uno de los creadores del proyecto, que empezó como un sitio de internet llamado enofilos.com.ar, y que en 2003 prevé facturar cerca de un millón de pesos.
Las reuniones iniciales de esta comunidad se volvieron cada vez más multitudinarias en los últimos seis años, así como la variedad de actividades en las que participaban los asistentes, desde cursos de degustación por afinidad hasta citas musicales regadas con buen vino.
Hoy el club se compone de unos 5.000 socios y tiene un multiespacio gastronómico propio, con una cava de 8.000 botellas y casi 500 etiquetas distintas. «De los 5.000 miembros, cerca de un centenar son premium, es decir que pagan una cuota de consumo de entre 50 y 80 dólares mensuales», explica Toto.
Un socio premium de la rosarina Sociedad de Honorables Enófilos tiene derecho a tener su propio casillero en la cava del club para guardar sus vinos. También puede asistir a encuentros de cata a ciegas, en los que prueba vinos buenos y malos sin conocer las etiquetas, y domestica el paladar para descifrar cuál vale la pena.
Una colección propia
Esta Sociedad cuenta con una colección propia, seleccionada entre vinos de exportación o partidas limitadas de bodegas mendocinas. Esta colección ya tiene seis etiquetas, y el precio por botella varía entre 6 y 10 dólares. «Nuestra marca se llama Colección de Soñadores y las etiquetas son ilustradas por artistas rosarinos», detalla Toto. La venta de vino genera el 50% de la facturación y el 50% restante proviene de los cursos y la gastronomía del local.
El principal circuito de consumo de este producto propio son los socios, de ahí la importancia de crear más sociedades de enófilos en todo el país y también en Brasil. «A fin de año buscamos tener cerradas franquicias en 10 ciudades del país, incluida Buenos Aires, y también en Porto Alegre, en donde hicimos buenos contactos», asegura el emprendedor, que intenta formar pequeños clubes de vinos argentinos en el exterior.
La idea de la Sociedad es fidelizar a los consumidores y educarlos para que consuman vinos del club en vez de buscar esta clase de productos en la góndola de un súper. «Lo que buscamos franquiciar es más el concepto de una sociedad de enófilos que el de un simple local de venta», afirma. Y, al parecer, el modelo funciona.»