Empresario, un momento de reflexión
Lanzarse a la piscina es fundamental para montar una empresa, pero una vez tomada la decisión, conviene hacer un receso y pensar en la estrategia adecuada para cada empresa. Es importante poder reaccionar con rapidez a injerencias externas.Las pequeñas y medianas empresas surgen a raíz de una idea genial o porque una determinada actividad empieza a ser rentable, y su propietario se ve obligado a constituir una sociedad.
Esta inmediatez hace que algunos empresarios no tengan tiempo de pensar y determinar dónde están y a dónde quieren ir. “Cada vez son más los que hacen un plan de negocio antes de montar la sociedad. Desde luego, es fundamental, como mínimo, saber qué vendemos y a quién”, insiste Raúl Jiménez, director financiero de Ajemad (Asociación de Jóvenes Empresarios de Madrid).
En efecto, si no se hace en el origen, es necesario pararse en algún momento y reflexionar para consolidar el negocio. Tanto a la Escuela de Organización Industrial (EOI) como a Ajemad acuden emprendedores que no saben cómo actuar, o empresarios que se enfrentan a un problema de liquidez tras dos años de andadura, porque en su día no estructuraron correctamente las vías de financiación de su negocio.
La fundación Incyde de las Cámaras de Comercio organiza también programas de creación y consolidación de empresas para asesorar y formar a los empresarios a la hora de elaborar su plan de mejora o estratégico. “Para las pymes es sencillo y lo interesante es que lo pueden poner en marcha al día siguiente”, explica Javier Collado, subdirector general de Incyde.
Plan estratégico anual
Thierry Casillas, profesor de la Escuela de Negocios EOI y autor, junto a José Manuel Martí, de la Guía para la creación de empresas, insiste en que una pyme debe “hacer el plan estratégico como mínimo con carácter anual, aunque la revisión debería ser semestral”. Jiménez corrobora que “es necesario hacer un plan de negocio a tres años y revisarlo anualmente”.
El entorno en el que se mueve una pyme es cambiante y eso exige que conozca en cada momento su estrategia y su capacidad de reacción frente a injerencias externas. “Las pymes deben actualizar su plan de acción con mayor frecuencia que las grandes empresas, precisamente por ser más vulnerables a los cambios”, comenta Casillas.Hacer un plan estratégico no es complicado, pero requiere reflexión y tiempo. Tanto Casillas como Jiménez recomiendan que el personal de la empresa participe en este proceso. “Si el empresario permanece encerrado en su torre de marfil, su percepción puede ser errónea”, afirma Casillas. También recomiendan que el propio empresario se encargue del plan estratégico. “Las grandes empresas se pueden permitir acudir a asesores externos. En el caso de las pymes no es necesario porque su volumen de negocio es abarcable por un equipo de trabajo interno”, explica Casillas.
La herramienta clave del plan estratégico es el DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades). Se trata de medir las amenazas y oportunidades del entorno o mercado en el opera la empresa, así como de analizar las fortalezas y debilidades internas con las que hacer frente a la competencia.
El resultado de esta reflexión es sencillo: una hoja de papel dividida en cuatro cuadrantes que refleje sintéticamente estos cuatro aspectos. Es importante ponerle fecha al documento para poder calcular las desviaciones cuando se revise el plan.
Casillas insiste en que el empresario debe ser preciso, sincero y realista. “No basta con decir no vendo bien, y tiene que buscar los porqués”, explica. Se trata de detectar cinco o seis factores y, a partir de ahí, fijar un plan de acción destinado a corregir los puntos débiles, potenciar los fuertes, hacer frente a las amenazas y aprovechar las oportunidades. El DAFO no sirve si no implica un proyecto de actuación anual específico, que se concretará en cada una de las áreas de la empresa: recursos humanos, plan de márketing, plan de operaciones y financiero.
“Elaborar un plan financiero certero es clave. Se deben identificar las necesidades de recursos propios o ajenos para evitar desequilibrios”, explica Jiménez. “Es importante procurar endeudarse sólo para crecer”, insiste el director financiero.
María Ángeles Otaola dejó la capital y su trabajo de profesora hace un par de años y se trasladó a Almenara de Adaja (Valladolid). Ahora se dedica a comprar casas, restaurarlas y venderlas. Cuando se dio cuenta de que podía vivir de eso, se apuntó a un curso para emprendedores de la EOI y desde abril tiene su empresa en marcha. Ha vivido la importancia de realizar un buen plan estratégico.
“En mi caso fue más sencillo, ya que no tengo competencia directa en Castilla y León y mi inversión inicial no fue tan fuerte. Vendí mi piso de Madrid y así compré la primera casa que he restaurado y vendido desde que monté la empresa”, afirma Otaola. “A futuro quiero restaurar casas ajenas y ésa es la parte más difícil, ya que me cuesta preparar presupuestos por adelantado. Para mí es duro conseguir poder de negociación con los proveedores que al principio no confiaban en mi proyecto, y debo considerarlo en mis planes”, concluye.
Caso práctico
Supongamos que queremos montar un bar como negocio:
1) Deberemos determinar a qué público nos queremos dirigir y qué servicio pretendemos ofrecer (bar de copas, bar-restaurante, cafetería).
2) Saber qué inversión inicial tenemos que hacer, tanto en activos fijos como en variables (alquiler, obras de remodelación, mobiliario y programa informático).
3) Quiénes van a ser nuestros proveedores, y qué poder de negociación tendremos con ellos (coste de los productos).
4) A partir de ahí, elaboramos un plan de negocio a tres años, para establecer las grandes líneas de actuación de la empresa en el largo plazo (consolidar el bar, montar una cadena de locales).
5) En base a ese plan de negocio se crea el plan estratégico anual, que a su vez se concretará en planes de actuación por áreas de la empresa: es decir, contratación de personal, plan de márketing (dónde me quiero anunciar, nombre del bar), plan de operaciones (estrategia con proveedores) y plan financiero.
6) Es importante revisar semestralmente este plan estratégico, analizar las desviaciones y elaborar un nuevo plan cada año.