Emprendedores de MBA
Las escuelas de negocios se han convertido en una cantera de referencia de nuevos empresarios. Los amplios conocimientos que confieren sus cursos, la red de contactos y un mayor acceso a financiación son los principales atractivos de estos centros.
“El MBA es una formación a medida para ser emprendedor”, afirma, sin dudarlo, Santiago Mazzucheli, antiguo alumno de la escuela de negocios Instituto de Empresa. Casado y padre de cuatro hijos, hace dos años, decidió hipotecarlo todo, hasta la casa, para cumplir su sueño de montar una empresa. “Emprender es una aventura fantástica, pero debes estar realmente convencido”, añade orgulloso del camino recorrido.
Con el apoyo de su socio y amigo de la infancia, Carlos Garrido, Mazzucheli ha creado Secosol Soluciones y Domótica, una plataforma que presta servicios de seguridad y domótica. “Empezamos doce personas, ahora somos veintidós y nuestro objetivo es alcanzar una plantilla de doscientos trabajadores y estar presentes en siete ciudades españolas”.
Mazzucheli asegura no poder imaginarse este rápido crecimiento sin haber cursado antes un MBA. “Te da la formación necesaria en todas las áreas de la empresa, desde Recursos Humanos hasta Estrategia y Finanzas o Contabilidad. Además, enseña a confirmar si la idea de negocio está avalada por hechos empíricos y a detectar una oportunidad de mercado”.
Cantera de emprendedores
Las escuelas de negocios se han convertido en una cantera de referencia de emprendedores, ya que un tercio de los alumnos de estos centros terminan poniendo en marcha su propia compañía, según un estudio de Pedro Nueno, profesor de la escuela de negocios IESE. “Estas cifras son similares en nuestra escuelas y en centros de referencia internacional, como Harvard o London Business School”, asegura.
Ignacio de la Vega, del Instituto de Empresa, confirma la estadística. “Más del veinticinco por ciento de nuestros antiguos alumnos terminan adoptando la carrera empresarial. Un porcentaje que se dispara hasta el 40% dentro del proyecto Neti”, iniciativa que respalda la creación de negocios en el entorno de las nuevas tecnologías.De la Vega sostiene que el espíritu emprendedor de los MBA es una consecuencia natural. “Cualquier alumno que tiene una idea empresarial debe hacer un plan de negocio y un análisis de viabilidad. Esto supone recorrer gran parte del camino, porque, toda empresa necesita para arrancar estos dos elementos”.
El asesoramiento, los contactos y la búsqueda de fuentes de financiación terminan por dibujar una red casi a la medida para despertar el espíritu emprendedor entre los MBA.Todas las grandes escuelas cuentan con unidades dedicadas en exclusiva a respaldar los proyectos de los estudiantes. Unos centros donde se les ayuda a perfilar la idea, y se les pone en contacto con empresarios dispuestos a apoyarles y con inversores interesados en financiarles. “Nuestro objetivo no es que los alumnos salgan de aquí creando empresas, sino con iniciativa emprendedora, que les va a servir siempre, ya que las compañías cada vez piden más este espíritu”, apunta Eugenia Bieto, profesora de Esade.El entorno económico actual, caracterizado por el cambio continuo y la globalización, está llevando a las multinacionales a apostar por modelos de gestión donde los trabajadores, más que empleados, son empresarios de su propio trabajo.
Esta tendencia se está traduciendo en una nueva cultura empresarial dentro de las grandes organizaciones, que acuden a las escuelas de negocios en busca de ejecutivos con espíritu emprendedor. “El entorno hace que, cada vez más, los MBA sean emprendedores”, refrenda De la Vega que, no obstante, añade una segunda lectura a este fenómeno. “Las grandes empresas están destruyendo empleo a un ritmo del 13% y lo están creando las start-up, los nuevos proyectos empresariales”.
Motor de empleo
Sebastián Triviere es un ejemplo de creación de empleo. Nacido en Francia, vino a España como expatriado de una compañía gala para ejercer labores comerciales. Licenciado en Derecho y máster en Recursos Humanos por su país de origen, llevaba mucho tiempo barajando la posibilidad de lanzar un negocio propio.
“Decidí estudiar el MBA de Esade para completar mi formación en materias como Finanzas, Márketing, Estrategia, Operaciones…”. Nada más terminarlo, en 2003, puso en marcha una compañía de apoyo escolar a domicilio en Barcelona. Apenas dos años después, cuenta con ochocientos profesores titulados en todas las materias y seis personas en plantilla.
“Nuestro objetivo para el primer año era ganar 180.000 euros y tuvimos 185.000 euros. Este ejercicio esperamos superar los 411.000 euros y, el próximo, llegar a 2,5 millones de euros”, explica Triviere.
El prestigio que confiere ser MBA por Esade y la red de contactos que le aportó la escuela son, para el empresario francés, las claves de su éxito. “La guinda fue ganar el Premio Emprendedor de Esade 2003, que me ha dado mucha repercusión”, añade.El respaldo que ofrecen las escuelas de negocios es el contrapeso al escaso apoyo institucional que los emprendedores aseguran tener. “El principal problema es que no hay capital riesgo dispuesto a apoyar estas iniciativas”, critica el profesor Nueno, que ha liderado la creación del fondo de capital riesgo Finaves.
“Surgió dentro del curso Nuevas Aventuras Empresariales, para financiar los proyectos de los alumnos”, explica Nueno. Además, IESE cuenta con una red de business angels (inversores particulares), que a título individual respaldan las mejores ideas de negocio. “Gracias a estas dos iniciativas se han puesto en marcha veinte compañías”.
La empresa de logística para el sector textil Logisfashion es un ejemplo. Fundada en el año 1996 por tres alumnos del MBA de IESE, la compañía acaba de llegar a un acuerdo con unos empresarios chilenos interesados en replicar su idea en el país Latinoamericano.
Con una facturación de 8,9 millones de euros y crecimientos anuales en torno al treinta por ciento, la compañía prevé alcanzar este ejercicio un volumen de negocio de doce millones de euros. Entre sus clientes destacan grupos como Inditex y la cadena de moda Neck and Neck.
Lecciones de MBA
El prestigio emprendedor que tienen las escuelas de negocios se debe, también, al éxito que suelen conseguir las aventuras empresariales de sus antiguos alumnos. De hecho, frente al ochenta por ciento de nuevas empresas que fallece en los primeros cinco años, las iniciativas emprendidas por MBAs sobreviven en el sesenta por ciento de los casos.Un éxito en el que juega un papel fundamental la formación recibida y las reglas básicas que les inculcan durante el máster.
La primera es contrastar el plan de negocio. “Una cosa es lo que se imagina el emprendedor que puede llegar a conseguir y otra la realidad”, advierte Pedro Nueno. “Lo primero es identificar la oportunidad de negocio y hacer el plan de negocio, con un análisis de mercado y un análisis de viabilidad”, añade Ignacio de la Vega.
Este análisis confiere una visión más ajustada de los recursos necesarios para poner en marcha el negocio. “Pueden ser financieros, de acceso a tecnología o, por ejemplo, obtener una licencia”, señala el profesor del IE. En cualquiera de estos escenarios, Pedro Nueno recomienda “conservar la caja. Casi siempre, poner en marcha un negocio resulta más caro de lo inicialmente previsto. Por eso, es fundamental utilizar bien la caja, intentar acelerar los cobros y retrasar los pagos”.
Al espíritu ahorrativo, el profesor Nueno suma el consejo de evitar las rondas de financiación y no lanzar un negocio hasta que se tenga todo el capital necesario comprometido. “Un error muy habitual es empezar con una cantidad inferior y, después de un año, buscar una segunda ronda de financiación. Es preferible huir siempre de esta fórmula”.