El crecimiento de la economía se acelera en el segundo trimestre
La economía española sigue viento en popa. Se aceleró en el segundo trimestre del año, con un crecimiento del PIB que alcanzó el 3,4% en tasa interanual, una décima más que el cosechado en el trimestre anterior (3,3%), según estima el Banco de España.
La clave de este comportamiento se debe, una vez más, al vigor de la demanda interna que habría crecido de abril a junio a ritmos próximos al 5,5%, un fuerte porcentaje que se suma a los arrastrados en trimestres anteriores, según la entidad que dirige Jaime Caruana.
El consumo privado y la inversión en bienes de equipo han sido los componentes más dinámicos de la demanda interna, como ya lo fueron en los primeros meses del año.
No obstante, el organismo supervisor detecta una cierto cambio en la composición del crecimiento. Se aprecian algunos síntomas de que la demanda interna ha podido frenar su rápida trayectoria ascendente, estabilizando su ritmo de avance, mientras que la aportación negativa del sector exterior se habría reducido, al superar las exportaciones la caída experimentada en los tres primeros meses del año, comenta en el último boletín económico, hecho público ayer.
Este mayor equilibrio en la composición de la economía española es lo que, precisamente busca el Gobierno, sabedor de que se necesita recortar la brecha negativa del sector exterior derivada de la creciente falta de competencia de los productos españoles. Esta es, de hecho, una de las mayores críticas de los agentes económicos al Ejecutivo.
Con todo, no se puede lanzar aún las campanas al vuelo por unos indicios en el segundo trimestre que faltan por confirmarse en el resto del año, como reconoce el propio Banco de España en el informe de ayer. A pesar de la mejora, el gasto interno y la demanda exterior neta siguen presentando comportamientos muy divergentes, sin que se observe todavía un cambio de tendencia significativo en la composición del crecimiento, matiza el Banco.
Construcción, a la cabeza
Por el lado de la oferta agregada, todo marcha de forma similar que a principios de año. La construcción se mantiene como la rama productiva más vigorosa en el segundo trimestre, con un crecimiento del 5,6%, mientras que los servicios de mercado se habrían acelerado. La industria manufacturera cuenta con tasas de expansión más modestas (por debajo del 1%. La agricultura es la única rama que experimenta un retroceso (-1,8%), afectada por las heladas de comienzos de año y el periodo de fuerte sequía.
La entidad monetaria destaca también el buen dato de creación empleo de la EPA del primer trimestre que, sin embargo, ha recortado el dinamismo de la productividad por empleado.
De confirmarse todas estas estimaciones del Banco de España (los datos oficiales los dará el Instituto Nacional de Estadística a finales de agosto), la economía estaría creciendo ya ligeramente por encima de la previsión del Gobierno para todo el año (3,3%), hecha pública el pasado viernes por el vicepresidente Pedro Solbes. Este 3,4% supone dos puntos más que la tasa media de crecimiento de la zona euro.
No obstante, no todo es positivo. A las críticas sobre el modelo de crecimiento desequilibrado, se unen los mayores riesgos por el continuo encarecimiento del petróleo (en torno a 60 dólares el barril) y el diferencial de inflación con la UE, que persiste en torno a un punto. El Banco de España se hace eco también de la aceleración de los costes labores unitarios, hasta tasas del 3%, lo que mina la competitividad de la economía.