El lujo pone sus esperanzas en el otoño
Mientras comienzan a verse los primeros brotes verdes de la crisis financiera, las marcas de lujo reconocen que no empezarán a ver esa luz hasta el próximo otoño. De todos modos, gracias a la expansión internacional por países en los que existen las llamadas economías emergentes han conseguido altos ingresos. Los ricos de Moscú, Pekín o Nueva Dheli son un objetivo muy interesante para estas franquicias de lujo.
Dos de las principales enseñas de alta gama, LVMH (Moë t Hennessy Louis Vuitton) y Richemont asumen la falta de optimismo de cara a meses estivales, pero ven el repunte en septiembre. «Las condiciones del mercado serán desafiantes hasta septiembre», señalaba la semana pasada Richemont, propietaria de marcas como Mont Blanc, Cartier o Baume &, Mercier. «Actualmente hay muy pocos signos alentadores en el panorama económico mundial», reconocía.
Sólo en el mes de abril, las ventas de esta firma de lujo, tercera del mundo (por detrás de LVMH y Hermè s) se redujeron un 26%. Por ello han tenido que realizar «planes de contingencia» para evitar daños en su balance.
También Swatch, propietario de Omega y Longines, ha atravesado por el desplome de la venta de relojes. Durante la segunda mitad de su ejercicio, el resultado del grupo se redujo un 25%, hasta 278 millones de euros. Sin embargo, Swatch se muestra confiado en que logrará recuperar la rentabilidad en la segunda parte de su año fiscal.
El gran gigante del sector, el grupo francés LVMH, lleva semanas negando los rumores de la venta de su división de bebidas Moë t Hennessy a su socio minoritario en ésta, Diageo. Mientras, la compañía dueña de Marc Jacobs, Givenchy o Loewe asume que trata de adaptarse lo mejor posible al contexto actual con un " estricto control de costes", e " inversiones muy selectivas",.
Por su parte, el grupo joyero Bulgari, tampoco se libra del temporal, registrando sus primeras pérdidas trimestrales en una década. En concreto, obtuvo unos números rojos de 29,3 millones de euros, mientras que las ventas se redujeron un 23%. Mientras, el grupo francés PPR, la cadena propietaria de Gucci y Bottega Veneta ya ha puesto en marcha un plan para recortar gastos en un 50% y eliminar 800 empleos antes de 2010.
Salidas ante la crisis
En espera de tiempos mejores, LVMH busca nuevos nichos de mercado. Esta vez de la mano de uno de los cantantes de más renombre dentro y fuera del mundo de la música. LVMH ha entrado en el capital de Edun, la firma textil que en 2005 crearon el cantante de U2, Bono -cuyo verdadero nombre es Paul Hewson-, y su esposa, Ali Hewson. Edun (al revés, nude, desnudo en inglés), centra su negocio en la producción textil ética y de comercio justo, ya que realiza sus prendas en algodón orgánico de países como India, Perú, Uganda o Kenia.
Mientras otra solución para estas empresas especializadas en sectores denominados «de lujo» que, gracias a la expansión internacional por países en los que existen las llamadas economías emergentes, consiguen grandes ingresos. Los ricos de Moscú, Pekín o Nueva Dheli son un objetivo muy interesante para las franquicias de lujo. Gracias a estas personas, cada vez más esta industria crece anualmente por encima del 10%. Unos datos que las franquicias de lujo deben tener en cuenta para expandir sus marcas a nivel internacional.
Este auge está cambiando el capital de manos occidentales a manos orientales. Son los consumidores de Moscú, Pekín, Sao Paulo o Nueva Delhi, así como todo el conglomerado asiático los que garantizan que el mercado de las franquicias de lujo no caiga en picado. De hecho, en el caso de Gran Bretaña, el 75% de lo que facturan las enseñas de lujo no provienen con los ciudadanos nativos del país. Y es que los establecimientos más exclusivos de las grandes ciudades conocidas por su gran mercado en el mundo de la alta costura salen al paso gracias a los compradores árabes, asiáticos y rusos.
Todos estos países ofrecen una gran oportunidad a las franquicias especializadas en cualquier sector de lujo que quieran probar suerte y crear su plan de expansión en el ámbito internacional. Puede ser el caso de Rosa Clará, que con una inversión total para crear una franquicia de entre 60.000 y 90.000 euros, tiene presencia en México, Portugal y el Reino Unido. Así, la firma española consigue acceder a estos consumidores del mercado del lujo, obteniendo unos ingresos superiores que en otros lugares en los que la situación económica del país pueda verle repercutido en sus resultados.
Otras firmas de prestigio como Yanes, especializada en joyería, Custo Barcelona, franquicia dedicada a la moda femenina, o Gastón y Daniela son ejemplos evidentes del éxito que tienen en el sector del lujo. Estas empresas, que no le han dado la espalda al modelo de franquicia, forman parte de ese mercado que mueve 100.000 millones de euros en el mundo. Las líneas de Gastón y Mariela, que muestran una integración de lo elegante y lo cotidiano, lo moderno y lo clásico, se trasladan a todos los rincones del planeta. Su presencia en Alemania, Argentina, Australia, Bélgica, Brasil, Rusia, Reino Unido, Canadá, Chipre, Dinamarca, Dubai, Estados Unidos, Francia, Corea, Marruecos, Grecia, Italia o Japón demuestran que el mercado en estos países es fundamental para conseguir mayores ingresos.
La enseña del oso más conocida de todo el mundo, Tous, también tiene en el mercado internacional uno de sus principales aliados para sortear la crisis. La firma de Salvador Tous también pretende contar con 800 centros en 2012, sobre todo en el exterior. Su presencia en 35 países avalan los beneficios generados por una enseña de lujo.