Canadá, la oportunidad de oro de las franquicias
Canadá se ha convertido en uno de los paraísos de la franquicia. Y no es de extrañar porque casi la mitad de los comercios minoristas que se abren en la actualidad son empresas fraquiciadas. Un hecho que ha convertido al país en uno de los líderes de este sistema de comercialización. A pesar de la tímida incursión española con sólo dos marcas (Zara y Mango) presentes, es un mercado que genera más de 90.000 millones de dólares cada año.
En estos momentos en que los franquiciadores de casi todos los países están dedicando una porción, cada vez mayor, de sus recursos y energías a la expansión internacional, Canadá ofrece una oportunidad de oro que no se puede desperdiciar. Canadá tiene una tradición bien establecida de la franquicia que la caracteriza como un destino lógico y de éxito para muchos franquiciadores. Y aunque no sólo Canadá ofrece un entorno económico fuerte actualmente, es un mercado muy alentador en el marco jurídico y económico de la franquicia para las empresas extranjeras.
Con más de 78.000 franquicias en Canadá, la industria de la franquicia representa el 10% del producto interior bruto, generando más de 90.000 millones de dólares en ventas cada año y empleando a más de un millón de canadienses, según cifras de la Canadian Franchise Association.
Además, aunque Canadá ha adoptado la vieja Convención de París en materia de registro de marcas, los franquiciados extranjeros que quieren invertir en esta nación pueden utilizar las leyes del propio país de procedencia.
Sin embargo, y a pesar de este panorama tan alentador para los negocios franquiciados, cuenta con el inconveniente de que para la planificación del desarrollo y la ejecución de las fases de implantación es aconsejable buscar el asesoramiento de un abogado canadiense con experiencia en el campo de la franquicia internacional. Ya que si un franquiciador está considerando la posibilidad de extender su modelo de negocio en este territorio hay muchos factores a tener en cuenta para lograr el éxito, como las cuestiones jurídicas, los desafíos culturales, las leyes antimonopolio o la protección de la propiedad intelectual, entre otros.
Paradógicamente, a pesar de su cercanía geográfica con Estados Unidos, son los empresarios asiáticos, sobre todo de China, los que mayor representación tienen en Canadá. Las marcas españolas aún no han desembarcado de forma numerosa. Sólo las enseñas embajadoras de la moda española, Zara con 14 puntos de venta y Mango con 7, han explorado las tierras canadienses.
El país es una confederación formada por diez provincias y tres territorios. Los franquiciadores que operan aquí están sujetos tanto a leyes federales como provinciales, que pueden ser diferentes dependiendo de la provincia en que se encuentren.
Ontario es la provincia donde este sistema ha tenido un desarrollo más fuerte. Se considera que el 40% de las ventas se realizan en un punto de venta franquiciado. En esta región y en Alberta han adoptado ya una misma jurisdicción que regulan los contratos en franquicia, y en el resto de las regiones se están desarrollando. En Ontario y Alberta, los franquiciadores pueden disfrutar de una libertad sustancial en la estructuración de sus acuerdos contractuales y la venta de sus franquicias.
Las diferencias más notables se encuentran en Quebec, una provincia de predominante habla francesa. Aquí las relaciones contractuales se rigen por su Código Civil. En cuanto al idioma, en esta provincia los letreros, carteles y publicidad comercial debe ser o bien solamente en francés, o en francés y otro idioma con la redacción predominantemente francesa. Además, todos los empleados tienen derecho a ejercer sus actividades en francés.
En el caso de Alberta se permiten documentos contractuales de otra jurisdicción adaptados a las necesidades de la provincia. En Ontario, este privilegio no existe pero existen las disposiciones particulares necesarias para que un extranjero de cumplimiento a su legislación.
Una de las características principales de la legislación canadiense es que en ningún momento se obliga al franquiciador, en la documentación a transmitir al futuro franquiciado, a incluir declaraciones relativas al estado financiero de la empresa, aunque este último sí que obliga a dar información sobre la facturación e inversión netas de la cadena. En cuanto a la proyección de pérdidas y ganancias, ninguno de los estatutos obliga a su entrega, aunque si esta se realiza, existen una serie de especificaciones que deben cumplir estos documentos con el fin de que se ajusten lo máximo posible a la realidad.
Depende del tipo de método que utilicemos habrá una serie de implicaciones fiscales para cada modelo, así como diferentes consideraciones comerciales, como el impuesto sobre la renta o las retenciones, e incluso consideraciones jurídicas como la determinación de la estructura empresarial .
Apoyos y ferias
La franquicia en Canadá cuenta con el apoyo de Canadian Franchise Association, (Asociación canadiense de la franquicia, CFA) , que representa más de 400 redes. Su objetivo es promover y dar un impulso a una franquicia ética en Canadá. Por otro lado, en caso de que surjan controversias entre el franquiciador y los franquiciados, los implicados pueden dirigirse al Ombudsman, un organismo independiente y neutral que provee de consejos y ayuda. Este organismo, promovido por la CFA y fundado gracias a las donaciones de la Comunidad de la Franquicia, ofrece servicios gratuitos.
Existen, además, dos citas claves para la franquicia canadiense, el Franchise Show, que tiene lugar dos veces al año, en febrero y en octubre y representa el lugar ideal para los emprendedores que comienzan la búsqueda de una franquicia y en los que se celebran numerosos seminarios y conferencias.