Tiempos de oportunidades
La situación actual que estamos atravesando de desaceleración económica deja al descubierto las capacidades de cada empresario. Y esto es evidente en el sector en el que nos encontramos.
Como vienen diciendo los máximos responsables de empresas franquiciadoras americanas, en tiempos de ajuste la franquicia se destaca y obtiene excelentes crecimientos, mientras en situaciones favorables sus resultados son buenos.
En definitiva en cualquier situación crece, pero lo hace mejor en situaciones adversas. En este contexto cabe preguntarse cual es la situación actual en nuestro país. La realidad es que todavía es pronto para pronunciarse, pero sí es cierto que las actitudes empresariales son ya manifiestas. Ante todo cabe señalar la diferencia entre aspectos macroeconómicos que son los que son y de los que todo el mundo se hace eco pero, más allá de los mismos, la situación de las propias empresas es la que ellas mismas propician. Es cierto que en situaciones favorables son muchas las empresas que consiguen mantenerse, en ningún caso liderar, pero también es cierto que es en momentos como los actuales donde muchas empresas logran consolidar su liderazgo y desmarcarse de sus competidores.
La situación actual es ante todo de actitudes. El primer trimestre ha sido positivo en términos generales para la franquicia. Se han conseguido aperturas, se ha conseguido facturación y se han mantenido las iniciativas empresariales. Todo ello en un contexto de menor facturación por unidad de negocio. No obstante, las actitudes son las que van a empezar a marcar las diferencias y estas actitudes se concretan en dos: Los empresarios que han dejado de hacer, es decir, que han dicho no a la inversión, no a la innovación, no a la mejora de la organización, de la gestión, restricción total de cualquier acción o actividad que suponga un gasto y mantenerse a la espera de quien sabe que y, por el contrario, aquellos empresarios que han decidido seguir desarrollando sus empresas realizando las inversiones e innovaciones oportunas en un entorno de prudencia pero con fortaleza, con convicción y con visión de liderazgo.
Mi opción personal está con la inversión prudente, pero a la vez decidida. Esta es una situación que evidentemente todos querríamos que fuera mejor, pero es la que es y es en la que nos toca gestionar. Como empresa solo entiendo un único camino, seguir creciendo e innovando con solidez o caer. El símil es pedalear con fuerza en una subida, mientras pedaleamos nos mantenemos. En el momento en que dejamos de hacerlo retrocedemos.
Hoy tenemos que trabajar mucho más para conseguir quizás lo mismo que en otros momentos, pero a la vez ganamos posición, ganamos valor como empresa, ganamos experiencias múltiples, crecemos en diversificación y nuevas oportunidades e indudablemente estamos en una posición inmejorable para capitalizar los momentos positivos cuando estos lleguen.
En nuestra empresa somos preguntados reiteradamente por empresarios, inversores, medios de comunicación, sobre cual es nuestra posición al respecto: invertir o no hacerlo. Nuestra respuesta es siempre la misma. Lo que no haga cada empresario no lo van a hacer los demás y este, como otros, es un momento para invertir no exento de ventajas. Es también un momento para mejorar la organización interna de las empresas y sobre todo para establecer distancias con nuestros competidores. Es momento de invertir en franquicia tanto en la creación de nuevas empresas franquiciadoras y oportunidades de negocio que el propio mercado está demandando, como en la apertura de nuevas unidades franquiciadas.
Las nuevas empresas franquiciadoras tienen la oportunidad de poder destacar rápidamente en un mercado menos competitivo que en otros momentos, quizás facturen menos de lo esperado, pero también es cierto que van a conseguir posición en un breve plazo de tiempo y, en cualquier caso, los inicios de una empresa franquiciadora son siempre duros. Su gran ventaja es la posición y poder capitalizarla rápidamente en posición de liderazgo y hoy requiere menor inversión y es mucho más fácil.
En conjunto para franquiciadores y franquiciados el coste de posicionamiento va a ser mucho más bajo al tener menos concurrencia. El periodo inicial de arranque supone ya una menor inversión y las posibilidades de consolidar posición son más rápidas. Por el contrario la generación de facturación puede ser algo más lenta, pero conseguiremos locales, oficinas, proveedores e incluso personal más cualificado e involucrado en mejores condiciones.
Si disponemos de recursos no desaprovechemos esta oportunidad.
Por Eduardo Tormo