Reforma de locales: de obras en la franquicia
El local suele suponer la mayor parte de la inversión para el franquiciado. Los gastos de reforma son inevitables a la hora de poner en marcha cualquier negocio. Además, hay que tener en cuenta los gastos que suponen la obtención de las licencias de obras así como la de apertura. Sin embargo, la adecuación de un local en el sistema de franquicia tiene sus ventajas.
En una red de franquicias, el establecimiento es un elemento distintivo fundamental de la marca y toda su estructura y decoración deben estar sujetas a las directrices fijadas por el franquiciador. Para ello, cada enseña dispone de su propio manual de adecuación, decoración y equipamiento del punto de venta, que especifica las características y ubicación de cada detalle del local. Además, es habitual que el franquiciador facilite unos planos tipo para un local estándar y un presupuesto orientativo antes de que el franquiciador tome la decisión de invertir en su enseña.
El primer paso es dirigirse a todas aquellas empresas proveedoras del diseño, construcción, rehabilitación e interiorismo de establecimientos comerciales. En muchas ocasiones, las centrales suelen remitir a los franquiciados a algunas compañías con las que ya poseen ciertos acuerdos o con las que han trabajado anteriormente. De esta forma, el nuevo emprendedor se evitaría la engorrosa labor de búsqueda y contratación, simplificando el proceso para ambas partes.
Las diferentes empresas con las que se haya contactado acudirán al local para estudiar las características del establecimiento, conocer el terreno sobre el que se va a trabajar. Una vez dado este paso, se presupuesta la obra, en función de las conclusiones de cada gremio que va a participar en la reforma. Después, el cliente valorará los diversos presupuestos con los que cuente para aprobar el que mejor se adapte a sus necesidades y recursos económicos.
Empresas que reforman
En el mercado podemos encontrar empresas que se encargan de la reforma y transformación global de un local o establecimiento. Este es el caso, por ejemplo, de Global Reformas que cuenta además con la peculiaridad de ser una cadena de franquicias.
De esta forma, tal y como explica Roberto Sánchez, gerente de la compañía, «nuestros servicios son contratados por la central de una cadena, que nos facilita una serie de directrices que, a su vez, nosotros entregamos a nuestro franquiciador en la zona. A continuación, éste visita el local a reformar y elabora un presupuesto. En caso de ser aprobado, nos encargamos de la reforma global del establecimiento, entregándolo listo para funcionar», cuenta Roberto.
Lo mismo ocurre con Gump, empresa que, a pesar de nacer como especialista en reformas integrales de chalets de lujo, se dedica desde hace tiempo a la reforma de espacios comerciales. La compañía cuenta con un equipo propio de profesionales que abarcan todos los aspectos implicados en la elaboración del proyecto y su puesta en práctica, además de un amplio abanico de empresas proveedoras que colaboran con ellos.
Gustavo Ureta, director general de Gump, explica que «es el franquiciador quien se pone en contacto con nosotros y nos propone a los futuros franquiciados. Entonces, acudimos al local y pasamos un presupuesto al franquiciado, a la espera de ser aprobado». «El franquiciador sigue muy de cerca cada paso y cada decisión que se toma, ya que hay que mantener una imagen corporativa», señala Ureta.
Desde su experiencia, Ureta nos explica que «los locales destinados a la restauración suelen necesitar las reformas más caras, aunque no hay reglas escritas». «El presupuesto crecerá más o menos en función de la actividad para la que se vaya a usar el local, así como de la imagen de la franquicia y la calidad de los materiales que ésta precise», asegura Gustavo Ureta. De igual forma, la actividad que se desempeñe en el establecimiento obligará a buscar un local con determinadas características, «preferiblemente se persiguen locales con mucha luminosidad, a no ser que pretendas poner en pub, en ese caso primarán otras cosas, explica Ureta.
Al igual que existen empresas que se encargan de la reforma global de un local, hay otras que se especializan en una actividad concreta, como ocurre con Ilumisa, compañía dedicada al diseño y la fabricación de aparatos de iluminación arquitectónica, que cuenta con una experiencia de más de 25 años operando en locales comerciales de nuestro país.
Según el director comercial de la marca, Juan Pablo Cardenal, la misión de su empresa consiste en «suministrar, y no instalar, todo los elementos de iluminación que un nuevo franquiciado necesita para acondicionar su local». En Ilumisa se pone a disposición de las franquicias un departamento de proyectos de iluminación.
«A modo de consultoría, analizamos, definimos y proponemos las soluciones más adecuadas para cada planteamiento empresarial», señala Cardenal. De esta manera, la marca garantiza una misma imagen corporativa en toda la red de franquicias, definiendo un tipo de luminarias y facilitando al franquiciado un proyecto y cálculo luminotécnico. En este caso, es el franquiciador el que se pone en contacto con ellos y les facilita una relación de las características de la imagen de la marca.
Ilumisa asegura que trabajar para una red de franquicias tiene sus ventajas y es que una vez conocidas las peculiaridades y los requisitos específicos de cada enseña, el trabajo posterior resulta mucho más «fácil y cómodo», cuenta Juan Pablo Cardenal.
Factores que influyen en el presupuesto
En cuanto a los presupuestos de las reformas de los locales no es fácil establecer un precio estándar, ya que hay que tener en cuenta que depende de muchos factores, tales como los materiales empleados, las calidades de éstos, los metros cuadrados y demás elementos indispensables que influyen directamente en el margen de precios del presupuesto de la obra. Obviamente, el factor determinante es la actividad para la que se requiera el establecimiento, ya que no es lo mismo destinar un local para abrir una agencia inmobiliaria que para instalar un restaurante.
En este sentido, «llevar a cabo la reforma de un local de unos 100 metros cuadrados que más tarde pasará a ser una cafetería puede costar en torno a los 400 euros por metro cuadrado», según la experiencia de Roberto Sánchez, gerente de Global Reformas.»El coste se duplica, alcanzando los 800 euros por metro cuadrado, si se trata de un local temático, como puede ser una taberna inglesa», asegura Roberto. Sin embargo, acondicionar el establecimiento de una agencia inmobiliaria resulta bastante más económico, en torno a los 250 euros por metro cuadrado, concluye Roberto Sánchez.
Como vemos, el sector de restauración y hostelería suele necesitar reformas más profundas y complicadas que encarecen este proceso. Pero, en otros sectores ocurre casi lo contrario, Neil Hesketh, director de expansión de The Soap Story, enseña especializada en todo tipo de productos para el baño, nos explica que sus franquiciados «apenas reforman sus locales, los cambios que éstos se ven obligados a hacer son insignificantes». «En realidad nunca nos hemos encontrado con la situación de que el franquiciado haya tenido que llevar a cabo una reforma del local», asegura Hesketh.
Aún así, en caso de necesidad, «contamos con un equipo de profesionales encargados de preparar la tienda, pero los franquiciados suelen optar por escoger ellos mismos a alguna empresa local al resultarles mucho más económico», afirma Neil Hesketh.
En esa misma línea se sitúa la experiencia de Folder, enseña especializada en artículos de papelería. «Nosotros nos encargamos de presentar a los franquiciados una relación de empresas que pueden realizar las obras necesarias, les hacemos nuestra recomendación», cuenta Carmen Valero, directora de expansión. «Sin embargo, los emprendedores prefieren contratar a profesionales locales, ya que contratar a la empresa que trabaja para la central puede encarecer bastante los servicios», explica Valero.
«Desde la central se les facilita una memoria de calidades, una serie de parámetros, que el franquiciado debe respetar y cumplir en el acondicionamiento del local. Además, durante la reforma y las diferentes actuaciones que se realicen en el establecimiento, personal de la central supervisa que todo cumpla las directrices establecidas, hasta finalmente dar el visto bueno», concluye Carmen Valero.
Otra variable a tener en cuenta es si se trata de un local a pie de calle o de uno que esté integrado en un centro comercial para lo que existen varias teorías al respecto. Algunos consideran que puede ser más fácil hacer una reforma en éste último, debido a que ya se dispone de una estructura, unos permisos e incluso a veces te facilitan todo tipo de instalaciones, como la eléctrica, mientras que en los locales a pie de calle son numerosas las exigencias, como el revestimiento de la fachada, las puertas de entrada y salida, complicando el trabajo. Otros, opinan que «trabajar para un centro comercial retrasa mucho más la tarea», como cuenta Gustavo Ureta, director general de Gump. Quizás porque haya que ajustarse a la normativa y exigencias que rigen este tipo de centros, además de a la del cliente en cuestión.
Trabajar en la reforma de un local para una red de franquicias tiene ciertas ventajas y es que se suele tener muy claro el tipo de local que se necesita además de contar con una memoria descriptiva de calidades, materiales, medidas, etc., que se requieren. A esto se añade que el franquiciado puede aprovecharse de los contactos y los acuerdos que el franquiciador tenga establecidos con diferentes empresas y gremios que se dediquen al acondicionamiento de establecimientos. Aunque, como hemos visto, en ocasiones esta elección suponga cierto encarecimiento en la reforma.
Bien sea que el franquiciado elija a la empresa encargada de realizar el acondicionamiento del local o que desde la central se facilite los servicios de la compañía que llevará a cabo las obras, el franquiciador entrega al franquiciado un plano del diseño así como una memoria de calidades que deben cumplirse y vigila y supervisa que en todo momento se respete la imagen corporativa de la enseña.
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