Franquicias y erotismo: amor a primera vista
Probablemente hace 20 años sería impensable estar hablando de conceptos de negocio basados en el erotismo como fórmula para llegar al gran público. Pero lo cierto es que la sociedad ha avanzado hasta tal punto que ya no nos resulta extraño ver juguetes eróticos en muchas tiendas, bromas relacionadas con el sexo, literatura erótica, atractivos y sugerentes catálogos de ropa interior, cenas destinadas a tener una velada estimulante, productos fetichistas, etc.
Estos últimos dos años han sido de especial desarrollo de este tipo de conceptos y se preve que sigan creciendo tanto en número de marcas como en establecimientos. Desde establecimientos de venta de todo tipo de productos destinados crear un ambiente sensual y generar placer, hasta aquellos especializados en lencería erótica o la restauración erótica (ver listado de franquicias).
El momento parece sin duda propicio para las empresas que quieren expansionarse y especialmente para aquellas que buscan su desarrollo bajo el modelo de franquicias. Una demanda en continuo aumento, un mercado poco explorado, inexistencia de grandes distribuidores y multitud de agentes independientes operando sin estrategias de crecimiento definidas.
Entre las cadenas que operan en franquicia encontramos a No Es Pecado, una empresa que nació en 2004, empezó a franquiciar el año pasado y actualmente posee 36 establecimientos, 1 propio y el resto, franquiciados. Para su gerente Zenón Guillén «nuestro concepto es muy atractivo, se basa en erotizar los sentidos: el olfato, el tacto, el gusto, etc.».
No Es Pecado ofrece una amplia gama de productos, «desde velas hasta juegos eróticos, pasando por lencería». Sobre el mercado, también lo tienen claro: «hay un boom a nivel general, es un mercado en plena expansión para los próximos cinco años. Nosotros, de hecho, esperamos doblar las tiendas en un solo año».
Bajo un concepto de negocio similar opera Sensualove, una cadena que actualmente cuenta con 7 establecimientos, 3 propios y 4 franquiciados. El negocio nació en Barcelona en 2004 y su inversión alcanza los 80.000 euros con un tamaño de local de, al menos, 50 metros cuadrados. La cadena ha puesto en marcha las denominadas Sensualove Party, «una coordinadora se desplaza hasta el domicilio de los clientes &ndash nos cuenta su director de expansión, Daniel Gallardo- y en una reunión explicamos los tipos de producto que tenemos y cómo usarlos». Es algo «muy original, ameno y que cada vez nos solicitan más, principalmente grupos de mujeres», continua.
En cuanto al sector, Daniel opina que «las expectativas son muy buenas, pero hay que presentar calidad y buen gusto». Y no en cualquier sitio, «en una calle principal, como hacemos nosotros, con una tienda de corte moderno y de diseño el producto tiene sentido. En una calle secundaria y un local descuidado se transforma en un sex-shop de barrio y ese no es nuestro negocio».
Con siete años de experiencia como distribuidores en este ámbito de negocio destaca American Passion, un concepto de negocio creado en torno a la lencería. La empresa, según nos cuenta su director Pedro Vilagrá, «lleva siete años trabajando el concepto del erotismo. La verdad que desde el principio tuvimos claro que realizaríamos en desarrollo mediante la fórmula de la franquicia ya que conocemos a fondo este modelo y estamos convencidos de que es la mejor fórmula para nuestro crecimiento». Para Vilagrá, «creo que estamos en una fase en la que el mercado va a estallar».
No sólo se hace negocio con la franquicia, actualmente «están apareciendo muchas iniciativas particulares que pueden terminar transformándose en conceptos de franquicia». La marca tiene actualmente un establecimiento y está desarrollando su local piloto que estará listo en breve.
Esta cadena, que cuenta con dos establecimientos propios, exige una inversión de aproximadamente cien mil euros para un local de 50m2 y el mismo debe contar con un escaparate suficientemente amplio donde mostrar los sugerentes productos de la marca.
En definitiva, estamos ante un concepto como el erotismo que está cogiendo fuerza en una sociedad cada vez más abierta y en la que los tabúes sexuales tienden a desaparecer. Esto permite que multitud de conceptos de negocio crezcan a la sombra de la idea de erotismo entendida como producto de masas destinado a generar placer, y que el mercado tenga unas perspectivas de cara al futuro tan optimistas.