Ellos impulsaron la franquicia en España…
El siglo XX ha sido un fiel testigo de la enorme evolución del sistema de franquicia. Pero este sistema no se creó de la noche a la mañana y por sí solo, sino que una serie de protagonistas, algunos de ellos sin haber tenido la posibilidad de ir a la escuela por circunstancias económicas o históricas, consiguieron sellar los pillares de un modelo de negocio tan exitoso que hoy en día factura más de 17 millones de euros. Manuela Rodríguez Losada, Jaime Santiveri, Francisco León, …, todos ellos tienen algo en común: ser en cierta medida pioneros de la franquicia en nuestro país, y emprendedores que han alcanzado el éxito empresarial.
Hoy en día, los rótulos de sus enseñas se encuentran por todo el país, incluso muchas de ellas has traspasado nuestras fronteras. ¿Quién no conoce a estas alturas la franquicia Retoucherie de Manuela, Merkamueble, MRW, Pressto, Don algodón, The Body Shop, Lizarran o Santiveri? Todos tienen en común el hecho de haber demostrado las ganas que hay que tener para constituir una empresa con una estructura sólida.
Ese mismo año creó la sociedad Merkamueble junto a su socio, Antonio Ballesteros, que dejó la compañía hace 12 años. Francisco, ayudado por dos trabajadores que ahora cuentan con una participación de la compañía, siguieron con el “timón” del negocio. Hoy, las perspectivas que se ha planteado para el presente ejercicio son lograr un incremento en sus ventas hasta superar la cifra de los 400 millones de euros.
Francisco Martín Frías, Presidente de MRW. Francisco Martín Frías tampoco se queda corto al lado de Francisco León. Dejó de ir a la escuela a los once años para trabajar en la tienda de comestibles de sus padres. Se levantaba a las cinco de la mañana para ir al mercado central de la Ciudad Condal a hacer la compra. A la vuelta, ayudaba al conductor a cargar y descargar. A los 14 años trabajaba junto a su padre de ayudante de camión, y asistía dos horas diarias al Liceo Práctico. Los estudios recibidos en esta época fueron la única base cultural que luego guiaría sus pasos más adelante.
A finales de los años 50 decidió dirigir su futuro y se convirtió en empresario, cuando tan sólo tenía 18 años. Creó una empresa de maquinaria de excavaciones de terrenos, especializándose en profundidad de sótanos. Esta fue su actividad hasta incorporarse a MRW como director general con 37 años.
En 1980, la compañía ya renombrada como MRW, abrió la sucursal de Madrid y fue creciendo hasta tener 26 delegaciones propias. Actualmente, las cifras de esta compañía que no posee ni un centro propio cuenta con unas 10.000 personas vinculadas a su marca, 745 franquicias y con una facturación de 516.969 millones de euros.
Manuela Rodríguez, Fundadora de Retoucherie de Manuela. Pero quizá una de las pioneras del sistema de la franquicia en España, salvando las distancias con el que podría decirse precursor, Jaime Santiveri (que tratamos también en este artículo), sea Manuela Rodríguez, fundadora de Retoucherie de Manuela. Su franquicia es el resultado de más de 30 años de experiencia en el sector de la costura y arreglos tradicionales en prendas de vestir.
El negocio nació en París, de manos de Manuela, con un trabajo que le ocupaba casi todo el día e hijos que criar. Además, por si fuera poco, residía en un país en calidad de emigrante y corrían los albores de los años 60.
Comenzó a trabajar como costurera para distintas marcas, unas particulares y otras ‘prêt à porter’. Pero Manuela tenía algo entre manos, un negocio que iba a florecer poco tiempo después. “Cuando ya tuve criados a los hijos pensé que me podía dedicar más a este negocio profesionalmente. Yo me di cuenta de que había necesidad de este servicio, la gente lo demandaba mucho. Había un nicho por explotar”, indica.
La empresa comenzó en 1973 en París con el establecimiento de la primera tienda en la capital francesa. Ella tenía la certeza de que el negocio muy posiblemente cuajaría desde el principio, porque contaba con una cartera de clientes que crecía notablemente tan sólo en cuestión de meses. Por aquel entonces tenía casi 40 años y se asoció con una empresa gala para salvar impedimentos administrativos e invirtió junto a ellos unos ocho millones de entonces. Así, abrieron la primera tienda en el centro comercial Parinor de París, “que funcionó estupendamente desde el principio”, añade la fundadora del negocio, así que compró la parte de su socio y se hizo con la totalidad del negocio.
Esta autodidacta del hilo y el dedal, que aprendió a base de cursos de corte y confección, diseño y moda, disfrutó rápidamente de los resultados de un esfuerzo de muchos años. Esto, junto a las ganas de volver a su país y continuar expandiendo su negocio a lo largo de éste, le hizo decidirse por la vuelta a casa, concretamente a Madrid.
En 2006, después de más de 30 años en el sector, esta enseña cuenta con 83 establecimientos en nuestro país (79 franquicias y 19 propios) y 122 centros en el extranjero.
Carmen Almagro, Presidenta de The Body Shop España.La hazaña de Carmen Almagro, presidenta de The Body Shop España, surgió de la visión empresarial y el azar, como surgen a veces las cosas más exitosas en la vida de una persona. Su idea empezó en el mercado londinense de Covent Garden al divisar “un llamativo escaparate de una tienda de cosmética”. Pronto se dio cuenta de que esta idea en España funcionaría, aunque sabía que, como todo negocio, era arriesgado. Lo bueno en este caso es que se trataba de productos más baratos que los que acostumbraba a comprar, porque el envoltorio era muy sencillo, “no tenías que destinar, como de costumbre, el 60% del precio que pagamos por una crema para el envoltorio”, argumenta.
Así que compró varios productos elaborados con ingredientes naturales y, tras probar su eficacia e interés por la gente durante un tiempo, decidió proponer a la estadounidense y fundadora de la compañía, Anita Roddick, la idea de obtener el máster franquicia y empezar a operar en España.
Alfredo Zamora, Presidente de Pressto. “Empecé descargando cajas en el muelle de Burdeos para pagarme los estudios”, afirma Alfredo Zamora, presidente de Pressto, una firma que hoy cuenta con alrededor de 395 centros desplegados a lo largo de todo el país.
Este estudiante de Bachiller en Bellas Artes, y Filología, Lingüística y Semiología en la Universidad de Burdeos tuvo su primer contacto con la franquicia cuando aún era muy joven. “Mi primer contacto con el mundo de la franquicia se remonta a mi época estudiantil, cuando descargaba cajas en el muelle de Burdeos y cuando fui panadero para pagarme los estudios. Se puede decir que mi contacto con el sector franquicias empezó hace ahora casi 30 años, a través de puntos de venta franceses”, añade Alfredo Zamora.
Pero su contacto directo con la franquicia llegó en 1981 cuando abrió las puertas de la primera ‘croissanterie’ en España, ubicada en pleno centro de Madrid. A éste le siguieron otros “allá por 1985”, como La Tarterie en el distrito madrileño de Chamberí, o El Guiñol.
Él, junto a algunos de sus socios pasó a ser franquiciador. “En 1991 ya teníamos participaciones en el sector de la tintorería y poco después dejamos la consultoría para fijar todo nuestro esfuerzo en el Grupo Pressto, ahora establecido en 18 países y con enseñas como Presscar o Pressmatic”, apostilla.
En la actualidad, Alfredo Zamora se centra en todo lo referido al ‘know-how’ e I+D del Grupo, aparte de llevar el ámbito internacional, viajando cada dos por tres a lugares como América Latina, EEUU y China.
Pepe Barroso, Presidente y Fundador de Don Algodón. A Pepe Barroso, presidente y fundador de Don Algodón, se le puede considerar también un empresario “precoz”. Se puede considerar un modelo clásico para los jóvenes emprendedores con iniciativa. Con 18 años abrió su primera tienda, hoy mantiene una red de franquicias y tiendas propias de 81 establecimientos en España y 33 en el exterior
Empezó vendiendo camisetas serigrafiadas a las tiendas Musgo. Con 18 años abrió su primera tienda y recuerda que hasta pasados seis meses de la inauguración no empezó a tener ventas importantes: “Hacía cajas de 3.000 pesetas y estaba muy asustado”, comenta el empresario.
Corrían los años 80 cuando abrió su primera tienda en Madrid, gracias a un préstamo de 75.000 pesetas, comenzando a vender su ropa de vivos colores a precios módicos bajo un logo con tres nubes inventado por él mismo. En aquella época se convirtió en el precursor de la ropa de alto diseño para chicas jóvenes.
En 1985, a pesar de sus buenos resultados, vendió el 50% de la marca a Cortefiel para que se ocupara de su gestión. Parte de esta trayectoria empresarial se vinculó a la franquicia. Don Algodón fue la primera cadena de moda española que se franquició. “La expansión se orientó a través de la franquicia, porque era una vía rápida y al final la gente lo que quería era el producto. Así que este sistema resultó ser la mejor fórmula para llevar adelante una expansión rápida y que tratase bien el producto”, comenta Barroso.
Mateo Ferrero, Fundador de la firma Tabernas Selectas Lizarran. Otra historia, no menos interesante, de un franquiciador de fuertes convicciones, es la de Mateo Ferrero, fundador de la firma Tabernas Selectas Lizarran. De Técnico de Empresas en Actividades Turísticas acabó montando en 1988 un proyecto personal para abrir su primera taberna en Sitges (Barcelona), lo que sería el embrión de Tabernas Lizarrán.
Necesitó 28 millones de pesetas y tenía entonces 24 años. En 1992 abre el segundo, pero se da cuenta de lo que estaba ocurriendo en el área de la alimentación. Las grandes cadenas se estaban apoderando de los ultramarinos. Todas estas pequeñas tiendas estaban empezando a desaparecer. Entonces se les ocurrió la idea de la concesión de franquicias.
“Mi socio y yo lo estuvimos pensando y estudiando a fondo y vimos su viabilidad. Lo estudiamos tan a fondo que, desde 1988, año en el que abrimos el primer local, hasta 1996, estuvimos probando el concepto al máximo”, afirma Mateo Ferrero. Así cuando comenzaron a trabajar con el sistema de licencias, salieron con mucha fuerza y el negocio comprobado. Y acertaron. Hoy, Tabernas Selectas Lizarran cuenta con más de 150 establecimientos y una facturación de 69 millones de euros en 2005.
Jaime Santiveri, Fundador de Santiveri. Pero quizás la historia más apasionante por su contexto histórico es la de Jaime Santiveri, creador a finales del siglo XIX (concretamente en 1885) de la firma Santiveri, una cadena de alimentación especializada en la producción y venta de productos naturales.
Por ello, se puso manos a la obra con un carácter emprendedor que le hizo transformar su pequeña camisería, sita en la calle Call de Barcelona, en el cuartel general de su nueva empresa. Nacía así Productos Santiveri, empresa especializada en productos dietéticos totalmente naturales.
A partir de los años 20 introdujo un peculiar concepto que se asimila a la franquicia de hoy mediante el cual la empresa distribuía sus productos en otras zonas del país. También, planteó otras fórmulas de comercialización como la autoventa, con la que la compañía acercaba sus productos a los consumidores mediante vehículos de época, y permitía la degustación de sus productos a un público todavía muy escaso en la demanda de estos productos de dietética.
Tres fábricas funcionando a pleno rendimiento y un buen número de productos colocados en tiendas multimarca son los “culpables” de que esta compañía se plantease franquiciar hace ahora una década.
Hoy en día, con una facturación de 60 millones de euros, más de 1.000 referencias de producto, presencia en 23 países y un total de 239 centros repartidos por toda España (de las cuales 20 son tiendas propias), la marca Santiveri tiene aún mucho camino que recorrer, tanto en el ámbito nacional como en el extranjero, donde pretende continuar su expansión próximamente ya que, de momento, la enseña tan sólo está presente con establecimiento en México e Italia.
Como hemos visto, estos impulsores de la franquicia en nuestro país guardan una historia singular cada uno de ellos, pero lo que está claro es que todos reúnen los factores claves y necesarios para haber llegado al epicentro del sistema de la franquicia. Ambición, carácter emprendedor y una idea de negocio tanto llamativa como novedosa, son algunos de los factores indispensables que aprendieron estos pioneros de la franquicia en nuestro país, para llegar hoy a lo más alto en este modelo de negocio.