Coaching: una práctica cada vez más frecuente en el círculo empresarial
Seguro que si escuchas la palabra ‘coach’ te suena a algo así como entrenador, pero a entrenador de alguna disciplina deportiva. Esta palabra se ha extendido en los últimos años a la actividad empresarial, adoptando ciertas peculiaridades de estas disciplinas del mundo del deporte, como organización, carácter estratégico, concentración,…, además, la competencia en los mercados, cada vez más globales, ha obligado a que esta figura del coach esté más presente que nunca en el ámbito de las empresas.
Por ello, el avance y rápida expansión de las comunicaciones permite al consumidor elegir un servicio más allá de sus propias fronteras sin ningún problema, por lo que la figura del coaching de negocios se hace necesaria si espera que su empresa siga marcando una diferencia clara respecto a su competencia más directa.
Consecuencia de lo anterior es la necesidad de lograr que las personas acepten invertir todo su talento en la organización, con un nivel de participación e implicación mucho mayor.
Por ello, las compañías que apuestan decididamente por el desarrollo del capital intelectual encuentran en el coaching un modelo tremendamente resolutivo, siempre que sea capaz de que este capital intelectual consiga alcanzar su principal objetivo: generar seguridad y confianza.
Todo el mundo sabe que el entorno competitivo demanda cada vez más cambios y a una velocidad mucho mayor. Por ello, hay que plantearse la necesidad de gestionar las empresas de forma muy distinta a cómo se hacía tan sólo hace unos años. Actuar de la manera contraria significaría caer inmediatamente en el “desfase empresarial” y, por tanto, directamente en el de su capital humano. Como es lógico, esto se traduciría en una pérdida total de rendimiento.
Management, atención al cliente, relaciones públicas, marketing, publicidad, comunicación, recursos humanos, departamento comercial o outplacement, son algunos de los departamentos en los que hoy en día el coaching se ha instaurado con más fuerza.
Existen una serie de coaching diferenciados sustancialmente, dependiendo siempre del papel que cumpla una persona en su empresa. Así, vemos como el más extendido el Coaching Personal o Life Coaching, que desarrolla el potencial de las personas partiendo de sus propios objetivos personales. Otro de ellos es el Coaching Ejecutivo, que trata entre otras cosas el desarrollo de competencias y/o habilidades directivas, el liderazgo o la gestión del tiempo. Además, el Coaching para Personas Públicas, dirigido a políticos, funcionarios de altos cargos, actores, personas famosas o populares, etc., es otra de las vías de aprendizaje del coaching con más adeptos en los últimos años.
En nuestro país, los conceptos de negocios basados en esta actividad son todavía escasos, aunque se prevé una proliferación mayor debido a los rápidos y positivos resultados que presenta esta disciplina. Una de las empresas que promueven esta técnica de “entrenamiento” es Action Internacional, una de las empresas pioneras en consultoría para Pymes en el desarrollo del concepto del Coaching de negocios mencionado. Los objetivos que persiguen son el incremento de los beneficios de la empresa, la sistematización del negocio o la disponibilidad de tiempo libre.
Tras la decisión de introducir la figura del coach (entrenador o mentor traducido a nuestro idioma), el propietario de una empresa sabe que se enfrenta a un enorme desafío e incluso se expone a cambiar considerablemente la manera de pensar en su negocio. No se trata por ello de pensar en que uno es el único que puede dar un buen servicio, sino que también se debe tener en cuenta al personal de la empresa y conseguir el mayor rendimiento de cada uno.
En esta misma línea, la figura protagonista del coaching sube al escenario de los negocios para reforzar los propios conocimientos de la empresa y estar preparado para afrontar cambios en la manera de pensar y actuar (actuando siempre de forma metódica, estructurada y eficaz), cuando la propia empresa lo demande.
Finalmente, las acciones de formación en coaching permiten desarrollar en los participantes (mandos y directivos, por ejemplo) las competencias de este coach o entrenamiento para que sepan impulsar el potencial de sus colaboradores y mejorar su rendimiento.
El rol del jefe del siglo XXI
Cada vez más se alude a la necesidad que tienen las organizaciones de que el papel del jefe evolucione hacia el de facilitador. Este rol, orientado a resultados aunque también a personas, está mucho más acorde con las organizaciones que apuestan por el aprendizaje permanente.
Asimismo, el coaching permite operativizar ese cambio de rol en las organizaciones, aportando un modelo estructurado, que permite gestionar adecuadamente el rendimiento e impulsar el desarrollo del potencial de los colaboradores.
En definitiva, el coaching juega un rol esencial en las empresas debido a factores como:
• Mejora del rendimiento de los colaboradores.
• Desarrollo del potencial.
• Mejora las relaciones directivo-colaborador.
• Fomenta el liderazgo, facilita la motivación, aumenta la implicación y refuerza la autoestima.
A estas alturas y después de lo expuesto, se podría llegar a definir el coaching como un sistema integral acerca del “cómo se tiene que hacer”, para tomar la dirección encaminada y, por ende, al éxito de equipos ganadores en la competición mundial.