La marca en la franquicia: un valor añadido
Al franquiciar un negocio, lo que se consigue es reproducir la filosofía e imagen de marca de la matriz o central de franquicias. Así, el cliente ve varios establecimientos bajo la misma marca y, como consecuencia más inmediata, retiene la marca que más le interesa en su memoria.
Por otro lado, penetrar en el mercado con una marca reconocida beneficia al franquiciado en dos aspectos principales. En primer lugar, le evita una fuerte inversión económica, técnica y humana que supone introducir una marca nueva en el mercado, y en segundo lugar, le permite invertir con mayores garantías de éxito debido a que lo hace sobre una marca ya establecida y que funciona con éxito.
Pero este valor de la marca también tiene un precio, por lo que requiere una inversión considerable en tiempo y dinero que se verá recompensado a medio plazo si el negocio presenta unos balances optimistas. Dependerá de la importancia que esa denominación tenga en el mercado y de las garantías que eso implique para el franquiciado. Paralelamente, si una empresa tiene que construirla de cero va a tener que invertir cantidades muy fuertes. Por eso la marca presenta un gran valor para la figura del franquiciado. Tener en cuenta estos detalles nos ayudará a crear una marca fuerte y duradera.
Hay algunas enseñas que ya sólo con el poder de su marca aseguran unas ventas importantes, pero hay que recordar que la imagen de marca no siempre lo es todo y que para operar en franquicia sobre todo se necesita un buen concepto.
Pero si bien una imagen adecuada es una condición necesaria, ésta no es suficiente. Se puede entender la imagen como la parte superficial (ello no resta su relevancia) o el envoltorio del caramelo. Por eso, si éste nos llama la atención desde un primer momento, rápidamente abriremos la mano para que nos lo den. Por el contrario, si al abrirlo nos encontramos con que el sabor, la forma, etc., de éste no nos atrae como pensábamos ‘a priori’, la supuesta eficacia de marca no habrá servido para nada.
Esto se resume en que en la marca van, indisolublemente unidos, el envoltorio y el caramelo, por lo que al crearla hay que tener en cuenta múltiples factores que en primer lugar atraigan al cliente hacia el envoltorio y, al probarlo y disfrutar de su sabor, genere un amplio eco que permita expandir, con la mayor celeridad, el valor de marca entre su círculo de conocidos
El valor de la marca en un mercado competitivo
En un entorno económico en el que confluyen las tendencias a la globalización, a la competencia más férrea y a la especialización, las franquicias y las marcas están llamadas a jugar un papel clave en el mercado.
Por este motivo, hay que ser conscientes de que, a pesar de que los clientes potenciales visiten una franquicia regularmente y memoricen su marca, estamos ante conceptos de negocio que compiten en un mercado donde los productos y servicios que venden son prácticamente ‘almas gemelas’. Esto quiere decir que muchas veces el consumidor no sólo busca un producto o servicio en concreto, sino que compra una marca determinada. Porque, ¿cuántas veces nos hemos inclinado por un artículo o producto, atendiendo a la afinidad o ‘feeling’ que tenemos sobre su imagen de marca?