El control de una red de franquicias
De todos es sabido que el éxito de una franquicia, tanto para el franquiciador como para el franquiciado, dependerá en buena medida de que la relación subyacente al contrato se base en principios de equilibrio y mutuo beneficio. Si la relación de franquicia no se construye sobre estos cimientos, de nada servirá que el franquiciador tenga en su poder un contrato que le asegure un control teórico sobre todas las actividades que realiza el franquiciado.
Esto no quiere decir que el contrato y el ya citado control no desempeñen un papel fundamental a la hora de asegurar el buen fin de la relación, sino que en la medida en que el franquiciado observe que existe una equivalencia entre sus obligaciones y la asistencia que recibe por parte del franquiciador, la remisión de ambas partes a aquel documento será innecesaria.
Aun así, nunca estará de más el establecimiento por parte del franquiciador de adecuados mecanismos de control de su red de franquicias. Este control tendrá, desde nuestro punto de vista, dos objetivos fundamentales:
- La comprobación de que el franquiciado cumple con las pautas operativas establecidas por el franquiciador.
- Un control de los ingresos de nuestras franquicias de manera que las contraprestaciones financieras que el franquiciador recibe se ajusten a cifras de facturación reales.
Este último aspecto será especialmente importante. Más de un franquiciador se preguntará si las cifras de facturación que le suministra el franquiciado son reales, y por lo tanto, si las contraprestaciones que recibe en forma de royalties no están manipuladas.
En muchos casos, la comprobación de este extremo será fácil. Nos referimos principalmente a franquicias de producto. En éstas es frecuente que el franquiciador actúe como central de compras de todos los productos que se suministran a su red. Por tanto, el franquiciador, al tener constancia de la cantidad de producto que llega a cada una de sus franquicias, está en condiciones de conocer con bastante exactitud la cifra de negocio de las mismas.
Es en las franquicias de servicios, donde este control se vuelve más problemático. La propia naturaleza intangible de los servicios hace que nos resulte más difícil conocer con exactitud la facturación de nuestras franquicias. Los servicios no se pueden almacenar y para su prestación es imprescindible la presencia del cliente. Por ejemplo, conocer con exactitud cuantos cortes de pelo se han realizado en una peluquería puede llegar a resultar bastante complicado para un franquiciador.
En estos casos, medidas tales como el establecimiento de un royalty fijo pueden ayudarnos a evitar posibles fraudes por parte de nuestros franquiciados. Otra solución podría ser que el franquiciador se ofreciera a llevar la contabilidad y demás trámites administrativos de todas sus franquicias. Además de descargar a sus franquiciados de este tipo de tareas, el franquiciador podría sufragar el coste que supone dicha actividad mediante el cobro de un royalty administrativo.
De todas formas, nos gustaría insistir sobre lo expuesto al principio. Si usted, como franquiciador, está teniendo problemas para controlar su red, quizás lo que ocurra es que sus franquiciados piensen que la relación de franquicia no está construida pensando en el beneficio de ambas partes.