Es la hora del renting informático
Todos sabemos que, salvo excepciones, la franquicia es un negocio de Pymes. Es más, tal y como afirma Xavier Vallhonrat, presidente de la AEF, en una excelente definición, la franquicia es un negocio de micropymes, que a veces deriva en un simple autoempleo. Pero la franquicia como modalidad empresarial debe prestar atención a la informatización. Hoy en día, cualquier puesto del mercado medianamente bien gestionado cuenta con un ordenador.
Y es que las nuevas tecnologías son básicas para la buena marcha de un negocio basado en la relación franquiciado/franquiciador. Ya sea para que el primero pueda controlar a los segundos, para que estos estén debidamente informados, reciban datos e información (ventas, stocks, demandas determinadas, etc.). Sobre todo si hablamos de franquicias de distribución en las que el franquiciador suministra algo al franquiciado. Lo lamentable es que haya aún franquicias que funcionan por puro olfato, guiándose por lo que dice el franquiciado o, simplemente, por lo que el franquiciador piensa del negocio, apoyándose en la experiencia de las dos o tres tiendas que posee.
Esta es un poco la visión de un sector en el que salvo excepciones importantes, las empresas franquiciadoras nacen con muy poco capital, con lo que el negocio crece a la par que el número de tiendas. En este marco, las necesarias inversiones en nuevas tecnologías es probable que absorban todo y más de ese escaso capital inicial, motivo por el que a partir de aquí empieza a formarse un peligroso tapón. De todas maneras, la informática que requiere cualquier cadena de tiendas franquiciadas se determina en función de sus objetivos: de distribución o de servicios.
Por ello, contratar a alguien fundamentalmente por su bajo precio es exponerse que el programa o su adaptación finalmente no funcione.
Para terminar de trazar este panorama, recordemos que en este marco, y a la hora de empezar, existen dos tipos de empresas franquiciadoras:
Una, la que tiene equis centros funcionando desde hace años y que, independientemente de unas oficinas centrales, cuenta con su almacén. Puede tener una estructura de informática y de comunicaciones razonablemente bien montada, que es necesario ampliar y mejorar. En muchos casos, sin embargo, esta infraestructura no se monta de forma razonable, aunque se disponga tal vez de media docena de PCs y alguna impresora, sobre los que corre un programa comprado en cualquier quiosco o librería.
En segundo lugar está la empresa que nace para franquiciarse y que parte de cero. Crea su centro piloto y contempla la informatización de su futura cadena y, a partir de este momento, comienza a toparse con la limitación de medios, ya que normalmente no se contemplan cánones para informática. Cuando la enseña tiene el primer franquiciado es cuando comienzan los problemas. ¿ Cómo lo hago? ¿ A quién los adquiero en mejores condiciones?
Pero además, como la informática se actualiza diariamente a velocidades de vértigo lo que hoy es tecnología punta puede que mañana esté desfasada, aunque no obsoleta. Resultado, limitaciones económico-financieras para gran parte del mundo empresarial que, en determinados momentos, se ve impedida para acceder y/o utilizar las nuevas herramientas (hardware, software o servicios) cada vez más necesarias en el mercado de gestión.
Es aquí donde entra el renting informático, una solución que la mayoría de la gente ignora. Esta modalidad de adquisición se impone cada vez con mayor fuerza, permitiendo a los usuarios finales disponer en todo momento de la tecnología adecuada, acorde a sus necesidades e independientemente del fabricante, del tamaño de los equipos y del coste de esa inversión.
Su característica diferencial es la flexibilidad. El sistema debe crecer acorde a las necesidades de esa franquicia, de forma que en función del número de equipos y programas de un paquete que se está utilizando, se paga una cuota mensual (renting) y si pasado mañana necesitan más equipos, la cuota subirá y de lo contrario, bajará. Con mantenimiento de los equipos, con reposición di los quipos sufren algún daño y, por supuesto, con adaptación de los programas.
Con la Pyme no tiene capacidad para contratar los mismos servicios de consultoría informática que una gran empresa, acceder a ellos para estar en el mercado y reducir costes, es el desafío. Cierto es que gran parte de la Pyme, sobre todo la gama baja y media, no se puede permitir un informático dedicado, pero ahí están las posibilidades del renting.