Franquicias contra la despoblación
La apertura de un negocio en una pequeña población rural significa empleo, riqueza y la oportunidad de revitalizar una zona en ocasiones abocada a desaparecer por la falta de recursos. Así, el mercado nacional de la franquicia cuenta con numerosas enseñas que se adaptan al medio rural y, más allá, luchan contra la despoblación.
La escasez de empleo es la principal causa de abandono de los pequeños municipios rurales que antaño vivían de la agricultura y la puesta en marcha de iniciativas empresariales en estas poblaciones es la mejor solución para evitar la desaparición de estas zonas.
Desde la Administración, especialmente en el ámbito local, se trabaja intensamente para promover la repoblación de estas zonas con distintos planes que benefician a las empresas que deciden asentarse en estas zonas, dado que son las principales responsables de la creación de empleo y fomentan la revitalización de los municipios en peligro de extinción.
En este sentido, el sistema de franquicias ofrece numerosas oportunidades de abrir un negocio que favorezca el desarrollo de la zona, se adapte con éxito al medio y además provee a la población de productos y servicios que antes quedaban lejanos. Todo ello con todas las ventajas de contar con la experiencia y el apoyo constante de una gran cadena que se esfuerza por crecer y, al mismo tiempo, por ver crecer a sus socios franquiciados.
Pero, ¿qué oportunidades encajan en un entorno de estas características? En primer lugar, podemos destacar los negocios dedicados al comercio que, o bien proveen a la población de productos de primera necesidades, como por ejemplo establecimientos de alimentación o venta de prendas textiles, o bien ofrecen artículos relacionados con la decoración, un reclamo sobre todo en las zonas de tradición eminentemente rural.
Otra opción para triunfar en el medio rural es dar una oportunidad al sector servicios, tan en boga en las grandes ciudades, para evitar desplazamientos a la población que habita en estos municipios y además dotar de un toque de modernidad a la zona. A este respecto, negocios relacionados con las nuevas tecnologías tienen cabida en este medio si se tiene en cuenta que Internet llega a todas partes y la informática se ha convertido en parte de nuestras vidas, incluso en las poblaciones más reducidas. Las agencias de viajes, la asistencia a mayores e incluso la intermediación financiera son otras actividades que pueden hacerse hueco en estos municipios.
Finalmente, existen una serie de negocios que, si bien no sirven directamente a la población de productos o servicios determinados, sí colaboran en la revitalización de la zona creando expectativas laborales, sobre todo entre los jóvenes. Así, negocios relacionados con las energías renovables encuentran en las inmediaciones de estos municipios el espacio que necesitan para ubicar sus instalaciones, a la vez que proveen de riqueza a la zona, indirectamente.
Ventajas del entorno rural
Además de crear empleo y revitalizar zonas en estado de abandono inminente, la instalación de un negocio en una población rural de pequeñas dimensiones tiene muchas ventajas para las redes de franquicias y también para los franquiciados que decidan abrir sus negocios en estas ubicaciones.
Si nos trasladamos a la génesis del proceso, abrir un negocio bajo la fórmula de la franquicia permite saber de antemano si la iniciativa tiene posibilidad de éxito, dado que las centrales acostumbran a realizar un plan de viabilidad para cerciorarse de que la zona en la que se va a ubicar la franquicia es adecuada. Una garantía para el emprendedor, que despeja parte de las dudas naturales en los primeros momentos.
Una vez se ha decidido la puesta en marcha de la franquicia, la búsqueda del local es tarea sencilla si se tiene en cuenta que el precio del suelo es relativamente bajo en este tipo de poblaciones. El metro cuadrado es mucho más asequible y su compra no supone dificultad en comparación con buscar un espacio en una ciudad. Además es más fácil elegir ubicación, porque en estos municipios no existe una zona marcadamente comercial o de primer o segundo rango.
Otro factor a la hora de poner en marcha un negocio en estas zonas es estudiar qué productos o servicios gozan de demanda y que no existen en el municipio en cuestión, para aprovechar la coyuntura y además asegurar una escasez de competencia que impulse los resultados de la iniciativa empresarial en los primeros momentos.
En lo que a competencia respecta, otra de las ventajas de estas zonas es que no suele haber excesiva oferta en cada parcela de actividad, por lo que no será habitual tener que hacer frente a varios competidores como sucede en otras ubicaciones.
Una vez que esté abierto el negocio es necesario darlo a conocer, pero en las zonas rurales las acciones de marketing y publicidad se tornan bastante particulares. En estas poblaciones lo que funciona es el “boca a boca”, lo que facilita en gran medida los primeros pasos del negocio y además a muy bien precio: no tiene coste alguno.
Tampoco es necesario invertir mucho en la imagen del local porque en las poblaciones pequeñas no se valora en la misma medida que en las grandes urbes: el resultado es lo que importa, la calidad del producto o servicio primará sobre un escaparate llamativo, por no hablar del precio, que deseablemente deberá ser asequible.
Por último, otras ventajas que conllevan la apertura de un negocio en estas zonas son la tranquilidad del entorno donde se desarrolla el trabajo, la posibilidad de contactar personalmente y a un nivel más humano con la clientela y colaborar con la repoblación de una zona en peligro de extinción.
La necesidad de adaptarse al medio
El único factor riesgo derivado de la instalación de un negocio en este tipo de zonas viene dado por la necesidad de adaptarse a una población pequeña con unas demandas muy particulares.
Así, cualquier negocio que funcione en una gran ciudad y desee implantarse con éxito en una zona rural deberá tener en cuenta las características del entorno y el perfil de cliente que va a encontrar, para no invertir esfuerzos innecesarios en potenciar la venta de productos o servicios que simplemente no tienen cabida en estos municipios.
La mentalidad que impera en la clientela de las zonas rurales no tiene nada que ver con la que podemos encontrar en la gran ciudad, por lo que habrá que tener en cuenta los gustos y necesidades del público. En este sentido, hay que tener en cuenta que los negocios que triunfan en este entorno están ligados a la venta de productos y servicios de primera necesidad o gran demanda, y siempre a buen precio.
Otro factor importante es saber adaptar el stock a la demanda de estas zonas, labor en la que colabora intensamente la central de franquicias. Así, es conveniente estudiar la población en cuestión y demás municipios cercanos para tener claro el público objetivo con que vamos a contar y proveer nuestro almacén de lo justo y lo necesario para satisfacer las peticiones de la clientela.
Es evidente que en estas zonas la demanda será menor que en una gran ciudad pero no por ello hay que cargar los precios de los productos o servicios, ya que sería contraproducente. Para encontrar el equilibrio es necesario valorar y reparar en lo asequible del precio del suelo, los esfuerzos que se ahorran en imagen y decoración y, por último, la escasa competencia.
Oportunidades con nombre propio
En primer lugar, destacan las oportunidades de negocio que satisfacen la demanda de productos de primera necesidad. En este sentido, poner en marcha un establecimiento de alimentación, una panadería, una pastelería o una tienda de prendas textiles a buen precio es una buena idea empresarial que siempre contará con demanda y se adaptará a las expectativas de la clientela rural.
Charter es una cadena de franquicias dedicada al sector alimentación que ha orientado su concepto de negocio a pequeñas poblaciones, exigiendo una población mínima de entre 1.500 y 2.000 habitantes. Perteneciente a Consum, cuenta con el respaldo de una gran marca y exige una inversión de unos 150.000 euros para instalar un supermercado en unos 300 metros cuadrados.
El Molí Vell es una opción que conjuga panadería y cafetería en el mismo local y está indicada para poblaciones de al menos 10.000 habitantes. Por una inversión inicial de 110.000 euros, el emprendedor podrá regentar un local que cuenta con el respaldo de un gran grupo con gran capacidad de distribución.
Otra oportunidad especializada en la venta de pan, bollería y repostería es Horno Sanbrandan, franquicia que cuenta con más de 20 años de experiencia y más de 50 locales operativos. La inversión en primer momento se acerca a los 120.000 euros y está orientada a pequeñas poblaciones de 10.000 habitantes, al igual que se homóloga.
Pasando al sector textil, Eva Alfaro es una cadena de franquicias que se dedica a la venta de calzado y complementos de marca propia y a buen precio, por lo que es una oportunidad indicada para poblaciones de más de 10.000 habitantes. La inversión se sitúa alrededor de los 60.000 euros más adecuación del local.
El sector servicios también provee de oportunidades en franquicia que se adaptan fácilmente el medio urbano. Un ejemplo que además está en boga hoy en día es el negocio de asistencia a la tercera edad. En municipios donde la población envejece y no desea abandona la zona, las oportunidades que proponen cuidar a estas personas gozan de gran éxito.
Edades es una opción indicada para poblaciones de al menos 15.000 habitantes, aunque están preparados para desplazarse a municipios aledaños más pequeños y prestar servicio donde sea necesario. La inversión más reducida se sitúa en los 11.000 euros, opción que conlleva la apertura del negocio en el propio hogar, con lo que se ahorran los escasos costes del local.
Otro negocio con salida son las agencias de viajes, teniendo en cuenta que hoy en día impera la costumbre de salir de vacaciones a la playa o la montaña a la mínima oportunidad. Una opción asequible es Grupo Glauka, franquicia que indica su concepto para poblaciones de al menos 5.000 habitantes por una inversión que se aproxima a los 10.000 euros.
Como comentábamos antes, la venta de equipos informáticos y su mantenimiento y es otro negocio que tiene expectativas en estas zonas. Pista Cero es una alternativa que se adapta a municipios de unos 12.000 habitantes y cuyo precio no excede los 10.000 euros.
El sector inmobiliario también cuenta con una parcela de negocio en las zonas rurales y Rústicas del Noroeste es una franquicia que aglutina una amplia y selecta oferta inmobiliaria en toda la geografía española, pero centrada exclusivamente en el medio rural. Para facilitar la puesta en marcha del negocio, la central permite comenzar a operar sin local por 3.000 euros, aplazando el pago del canon de entrada.
Finalmente, como comentábamos en principio, las energías renovables encuentran en el medio rural un espacio adecuado para desarrollar su actividad, instalando su tecnología en terrenos amplios ubicados en poblaciones rurales. Un ejemplo es Unisol, franquicia especializada en la creación de instalaciones de paneles fotovoltaicos para huertas, naves y solares, en poblaciones pequeñas pero con fuerte presencia industrial.
Un nutrido grupo de enseñas que ofrecen a las poblaciones rurales la posibilidad de sobrevivir a la despoblación creando empleo y atrayendo nuevos negocios a la zona, además de proveer a la sociedad del medio rural de productos y servicios en muchas ocasiones necesarios.