Liderazgo en la teoría, en la ética y en la mujer
“El propósito de una organización es permitir que hombres comunes hagan cosas poco comunes”, según dice el conocido gurú Peter Drucker. Pero, no todas las organizaciones lo consiguen. Lograr este propósito depende, en cierto modo, de la existencia de un líder en su puesto de dirección, el cual propicia que los miembros de la organización sean más eficientes de lo que eran antes de su llegada.
¿QUÉ ES EL LIDERAZGO?
El liderazgo es una acción que abarca sentimientos, actitudes, intereses y valores. Pero además implica relaciones humanas, porque para que una persona sea líder es necesario que haya un grupo de personas que le sigan, que confíen en él, que se sientan estimulados, apoyados y entendidos por él. El líder por su parte se tiene que sentir como un miembro del grupo que consigue que se produzca un cambio.
Aunque el liderazgo implica poder y autoridad, no significa que los tres sean términos sinónimos. El poder es la capacidad latente para utilizar la base de todas las relaciones en la sociedad. El término poder encierra un concepto mucho más amplio que el término autoridad. Autoridad es poder pero dentro de una organización, es el poder que tiene un puesto y, por ello, la persona que lo ocupa. En este sentido, autoridad sería sinónimo de dirección. Por su parte, el liderazgo requiere poder que, cuando es ejercido, se convierte en influencia, en liderato. Aunque todos los líderes, requieren poder, no todas las personas que tienen poder ejercen el liderazgo.
LÍDER SÍ, PERO CON ÉTICA
Sin embargo, no sólo el líder debe actuar de forma ética, sino que la organización en su conjunto debe tener una actuación ética. La ética se basa en la aplicación de la verdad y está demostrado que para que una empresa tenga una vida larga e incluso permanente debe tener una actuar ético. Si el liderazgo de una empresa es ético hace mejor y más rica a la misma.
El liderazgo ético es también liderazgo, es decir, debe incluir una visión, coordinación y cambio, pero por el hecho de ser ético, debe fundamentarse en las virtudes morales, especialmente en la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. La prudencia es la virtud empresarial por excelencia. La templanza se relaciona con el ánimo sereno y es necesaria especialmente en momentos difíciles para no perder la calma. La fortaleza es la virtud del ánimo. Pero todas estas virtudes no tienen sentido si el líder no es justo, es decir, si no es una persona íntegra.
Aunque el reto ético es un reto personal, el liderazgo ético debe ser un desafío empresarial, ya que influye en los líderes de los distintos niveles dentro de la empresa y con ellos en todos sus seguidores.
MUJER LÍDER
Hoy en día, momento en que en las organizaciones se han dado cuenta de la importancia fundamental que tiene el capital humano, el liderazgo femenino puede tener su protagonismo, puesto que si algo caracteriza a las mujeres frente a los hombres es su sensibilidad, intuición y su preocupación por los aspectos humanos de la organización, lo que se concreta en facilitar la comunicación. La mujer suele tender a mirar más a largo plazo y ve le trabajo como un elemento más de su propia identidad. Algunos otros elementos que las mujeres han incorporado a su estilo de liderazgo son: confianza, comprensión, capacitación permanente, franqueza, creatividad y sensibilidad.
Para concluir, hay que decir que existen estudios que demuestran que realmente no hay diferencias significativas en el estilo de liderazgo que hombres y mujeres ejercen. Entonces cabría preguntarse: ¿cuáles son las razones para que exista esta diferencia en el número de hombres y de mujeres que ocupan puestos de responsabilidad?
Tatiana Gayán Jiménez
Investigadora en Liderazgo Profesional por la Universidad Pontificia de Comillas
y alumna del IDE-CESEM.