Los rumores de pasillo ocupan hasta tres horas de la jornada laboral
Cada mañana, ¿ lo primero que hace al llegar a su puesto de trabajo es dirigirse a la máquina de café para escuchar lo que se dice sobre la marcha de su compañía?, ¿ desconfía de sus jefes?, ¿ sospecha que le están ocultando información necesaria?, ¿ los compañeros le asaltan con las comidillas de turno? En caso de que las respuestas a estas preguntas sea un sí, no cabe duda, su empresa está siendo víctima de un virus peligroso: el rumor.
Al igual que los virus, los rumores se extienden en las empresas cuando éstas están más desprotegidas y los momentos de inestabilidad e incertidumbre, que provoca la actual coyuntura económica, son un caldo de cultivo perfecto para este tipo de plaga que contamina a las compañías. Los rumores pueden provocar desconfianza, temores sobre la estabilidad del puesto laboral, desmotivación, hasta el punto de hacer perder un 50% de la productividad, según un estudio de la consultora de recursos humanos ábaco Siglo XXI.
Este estudio revela que los rumores que circulan por las empresas pueden hacer perder entre 2 y 3 horas de jornada laboral a los empleados, sobre todo en situaciones complicadas como expedientes de regulación de empleo (ERE) o suspensiones de pagos, por desgracia tan repetidas en estos momentos.
Aunque no siempre el rumor es dañino. «No todos los rumores son perjudiciales, la comunicación informal dentro de la empresa es importante para crear equipo pero siempre que se dé en su justa medida», comenta Marta Merino, directora general de ábaco Siglo XXI.
Otro dato significativo que revela el estudio es que, y aunque suene a tópico, los departamentos compuestos en su mayoría por mujeres son los más propensos a caer en el rumor. «Como consultora, siempre recomendamos formar equipos mixtos porque los extremos, tanto en un sentido como en otro, no son recomendables. Por ejemplo, la mujer es especialista en promover la cohesión en el equipo, pero a la hora de despertar rumores se muestra más activa que el hombre», señala Merino.
La cautela de los responsables de equipo es otro de los elementos que juega un papel importante en la propagación de un rumor. Es su responsabilidad darse cuenta del peso que tienen sus decisiones sobre el desarrollo y buen funcionamiento de su equipo. Un gestor debe tomar sus decisiones sabiendo de antemano que, tarde o temprano, van a ser divulgadas dentro de la empresa por muy confidenciales que parezcan. «Por eso no recomendamos llegar a acuerdos exclusivos con empleados si no quiere que trasciendan», aconseja Marta Merino.
En definitiva, la información en la empresa debe ser transparente y circular libremente ya que promueve la integración de los empleados y crea un clima de confianza. Además ayuda a reducir los rumores y con ello la pérdida de productividad.
Cuando se toman decisiones en función de informaciones no compartidas se da pie a elucubraciones. El temor también es una fuente de rumores: proyectamos nuestros miedos en forma de comentarios e incluso, los hay malintencionados. Se difunde una mentira a sabiendas con toda la intención de crear problemas a una persona o departamento. Para evitarlos es necesario conocer de manera individual a los compañeros que tenemos a nuestro alrededor y tener constancia de quienes son los grandes catalizadores. Es decir, quienes son los que se pueden convertir en instrumentos para fomentar una positiva comunicación o propagar una epidemia.
Además de la transparencia en la comunicación, los gestores deben tener valor para dar las noticias, tanto si son buenas como si son malas. Las negativas hay que darlas con la misma rapidez y claridad buscando el tono adecuado.
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