Mitos y realidades de un sector
Que parte del auge de la expansión de la franquicia se debe a las reestructuraciones empresariales es un tema que no suele discutirse. Lo cierto es que, obligados o no, es cada vez mayor el número de directivos en excedencia forzosa que empiezan a entrar en este ámbito. Muchos por convencimiento, otros, más o menos obligados por las circunstancias.
Pero en todos, con mayor o menor intensidad, late un cierto sentimiento de preocupación sobre el futuro de su inversión, sobre todo cuando se trata de cantidad no demasiado altas, pero que representan gran parte de un capital logrado con grandes esfuerzos.
Es normal entonces que se planteen algunos interrogantes. ¿Hasta qué punto es fiable la enseña en la que va a entrar? ¿Cuántas franquicias fracasan? ¿Y, por qué?
Tópicos difíciles de eliminar
La verdad es que, en parte por tratarse de un sector relativamente joven, existen una serie de tópicos sectoriales difíciles de eliminar o por lo menos de restarles importancia en los análisis del franquiciado. Esta intención no se ve excesivamente favorecida por la a veces excesiva reticencia de franquiciados y franquiciadores a la hora de proporcionar determinados datos a periodistas, investigadores, analistas de mercado, etc. Así, los tópicos a favor o en contra, crecen lentamente, pero crecen.
«No obstante y ahí están las estadísticas la mayoría de las franquicias triunfan, haciendo verdad aquello de que éste es el modo más seguro hoy en día de entrar en los negocios».
La postura sin embargo, se ve un poco empañada por la actitud de algunas cadenas que, la mayoría de las veces por propia incompetencia, no han sabido o no han podido estructurarse adecuadamente como franquiciadores, dando lugar a múltiples fallos que suelen repercutir negativamente entre sus franquiciados.
También hay que tener en cuenta las actitudes más o menos independentistas de algunos franquiciados cuyos fallos impactan entre los posibles candidatos, más por la espectacularidad de su caída que por el fallo mismo. ¿Cuáles? Fundamentalmente, no haber estudiado cuidadosamente la verdadera situación económica de su enseña (tal vez condenada al fracaso de antemano), o bien no haber seguido al pie de la letra las recomendaciones recibidas.
La necesaria responsabilidad
Otro tema que se airea más de lo necesario y sobre el que convendría insistir de vez en cuando, es el concepto aquel que afirma que una franquicia no es más que contratar la posibilidad de obtener un puesto de trabajo.
Pero cualquier persona que entienda algo del tema puede asegurar que quien asevere esto está emitiendo un juicio tendencioso. Así como una golondrina no hace verano, una persona que está en la franquicia como podría haber estado en cualquier otro trabajo, sin sentir mayor atracción o responsabilidad por su negocio, normalmente no hará más que cumplir con su papeleta. No actuará como un verdadero franquiciado y, por tanto, se limitará a sobrevivir. Eso sí, con la seguridad que le da el paraguas de su enseña.
Puede suceder también que un franquiciador tenga necesidad de liquidez y contrate con el primero que se presente sin haber estudiado detenidamente sus cualificaciones.
Intencionadamente o no, es una postura bastante nefasta con negativas repercusiones. Y ésta sí que es imposible de evitar, ya que no existe forma de conocer con anterioridad quién debe entrar o no en este mundo.