¿Necesito un Asesor para integrarme en una franquicia?
Realizar una buena elección que nos asegure en el mayor grado posible el éxito de nuestra aventura empresarial es fundamental para nuestro futuro, una responsabilidad que debemos asumir de cara a nosotros mismos y una tarea en la que debemos poner todo nuestro empeño.
Como es bien conocido, el sistema de franquicia permite operar mediante una marca ya reconocida, con un know-how que funciona, dentro un negocio de éxito probado y repetible, bajo unos parámetros identificados y bien determinados. Esto por sí solo puede parecer suficiente, pero no lo es. Porque el franquiciado debe poner mucho de su parte. La gran mayoría de las cadenas buscan personas que se integren de forma positiva en la cadena, que realicen aportaciones y por supuesto que se involucren en la el funcionamiento del negocio, en el éxito del mismo. No se trata de meros inversores, sino de una aportación mucho más relevante.
Por supuesto, no corresponde al emprendedor decidir quién se integra en la cadena, sino a la propia enseña que debe tener mucho cuidado a la hora de aceptar o no a un determinado inversor, examinándolo cuidadosamente en todos los aspectos (no sólo el financiero). La franquicia debe asegurarse que el futuro franquiciado cuadra en su proyecto de expansión. Por su parte este emprendedor debe cerciorarse de que la que realiza es la elección más adecuada posible. En un sistema ya maduro como el nuestro existen muchas herramientas al alcance de los emprendedores para cumplir con esta prerrogativa y no dejarse atraer por planteamientos confusos y/o interesados.
En cualquier caso, una mala elección por parte del franquiciado no beneficiará en absoluto a la franquicia, por dos razones: una porque el emprendedor será un franquiciado descontento y otra porque alimentan el hecho de que haya franquicias, que las hay, cuyo interés es más obtener el beneficio propio en detrimento precisamente de sus asociados, lo que a corto plazo perjudicará al propio inversor y franquiciado en cuestión y a la larga no hará más que perjudicar al propio sistema.
Hay que tener en cuenta que actualmente existen en el mercado más de 1.000 opciones de negocio entre franquicias y oportunidades de negocio interesadas en expandir su red mediante acuerdos de franquicia y similares. Por supuesto, y como es de imaginar, no todas ofrecen la misma rentabilidad ni las mismas garantías de futuro. El éxito depende tanto de saber definir nuestro perfil inversor como de saber elegir correctamente la empresa de la que pretendemos ser franquiciados.
Por ello y en primer lugar, conviene conocer a fondo nuestras aptitudes personales, nuestra experiencia profesional, nuestras preferencias en cuanto a sectores y a zonas de ubicación se refiere. Y, por supuesto, nuestra capacidad de inversión.
En este caso un asesor personal será de gran ayuda para hacer una evaluación profunda y exacta de nuestras características personales y, a partir de aquí, comenzar el proceso de selección de franquicia sobre las bases más óptimas. Si conseguimos que esas bases estén claramente definidas, las probabilidades de acierto en la elección se multiplicarán exponencialmente.
La segunda parte dependerá de la enseña en la que nos vayamos a integrar. Conjugar nuestro perfil de inversor con la enseña adecuada es la labor que nos asegurará el éxito o nos avocará al más estrepitoso fracaso en nuestra carrera empresarial.
Aquí, contar con la experiencia de un asesor es determinante ya que en la mayoría de los casos los futuros franquiciados no conocen en profundidad el funcionamiento del sistema y los distintos elementos, unos más claros y otros más difusos, que intervienen en el mismo. En muchos casos ni siquiera conocen todas las opciones de negocio que existen. En otros, se dejan guiar por elementos valorables, pero no determinantes como la marca o el número de centros abiertos. A veces, ni siquiera es suficiente con hablar con el listado de franquiciados que, de forma más o menos interesada puede proporcionar un franquiciador.
Por otro lado, la información previa a la firma del contrato como pueden ser las cuentas de pérdidas y ganancias o el desglose del plan de inversión ofrecida por el franquiciador debe ser analizada y valorada en profundidad. En muchos casos los números no tienen por qué ser todo lo fiables que deberían y existe, qué duda cabe, el margen de error que debemos limar al máximo. Aquí volvemos a la necesidad de alguien que nos oriente en esta actividad y que conozca a fondo, más que nada por su experiencia, la lógica de los números que nos presentan de forma que nos trasmitan una visión realista de la proyección del negocio.
Finalmente, y una vez que la decisión ha sido tomada, el contrato de franquicia será el elemento vital que asegurará la correcta pervivencia de la relación entre franquiciador y franquiciado y el éxito de ambos. Por ello, el estudio riguroso de todos y cada uno de los puntos es esencial así como el conocimiento en profundidad de la legislación sobre la que se basan este tipo de acuerdos. Por la importancia de este último elemento conviene contar con el mejor asesoramiento posible y, desde nuestro punto de vista, nada mejor que un profesional acostumbrado a cerrar este tipo de acuerdos mejorando incluso las condiciones que nos plantea el franquiciador.
En definitiva, por mucho menos de la décima parte de lo que será la inversión total en la franquicia elegida (que en muchos casos nos ahorraremos en una buena negociación) puede tener asegurado el éxito de su inversión.
La gran mayoría de las consultoras de franquicia le ofrecerán, si no el servicio completo y desde el inicio que a nuestro entender es la opción ideal, sí cobertura profesional en muchos de los puntos aquí comentados.