Pautas para ser una franquicia del siglo XXI
En nuestro país, el sector de la franquicia ha cambiado sustancialmente respecto a sus comienzos. Es lógico que a estas las alturas este sector se haya visto afectado considerablemente por una serie de factores que le han permitido profesionalizarse aún más y, paralelamente, seguir creciendo a un buen ritmo si se han seguido paso a paso las exigencias definidas por el presente más inmediato.
En la actualidad, una franquicia no puede considerarse totalmente realizada si no ha cumplido una serie de requisitos que la obligan a actualizarse periódicamente. El seguimiento de las acciones e iniciativas de la empresa con una buena comunicación, una publicidad constante de la enseña, la actualización permanente del servicio informático, conjuntamente con una atractiva y funcional página web y una excelente formación, son las herramientas esenciales para que una franquicia funcione a la perfección.
La franquicia del siglo XXI: requisitos esenciales para su buen funcionamiento
Comunicación
La comunicación debe entenderse como un elemento principal dentro de la estrategia de la franquicia como empresa. Muchas de ellas disponen de un departamento específico encargado de estas funciones. En opinión del franquiciador, “conviene mantener una correcta política de comunicación”. Están convencidos de que la comunicación es beneficiosa para la imagen de la empresa y de cara a los clientes constituye una herramienta más para consolidar su imagen y su ‘buen hacer’.
Publicidad
Hablando de publicidad, se debe tener presente que la mayoría de las enseñas franquiciadas recurren a la promoción de la marca para darse a conocer e incrementar el número de clientes que acuden a sus establecimientos. Hoy en día, una enseña que no está en los medios de comunicación (sobre todo, publicidad impresa y audiovisual) tiene menos posibilidades de alcanzar al gran público y, por lo tanto, de que acudan a ella para interesarse por su producto.
Esta comunicación publicitaria tiene que ser coherente y planificada, buscando siempre la simplicidad del mensaje, ya que si se pretende dar demasiada información es probable que se llegue a saturar la mente del receptor. Por ello, la publicidad contratada por el franquiciador tiene que conocer siempre el segmento al que se dirige la enseña para comunicarle aquello que valora a través del medio más idóneo.
Ligado a la publicidad va la marca del producto, el elemento fundamental y más valorado para la figura del futuro franquiciado. De ahí que la denominación de la enseña sea uno de los principales elementos con los que cuenta el sistema de franquicias y en el que se apoya la mayor parte de su éxito. Sin duda, la marca transfiere al cliente una confianza y una seguridad en el producto adquirido que se traduce en su principal valor añadido. Ello obliga a reflexionar pormenorizadamente sobre el nombre de marca y el logotipo más convincente y persuasivo, ya que acompañará a la imagen corporativa de la empresa permanentemente.
La página web
Aunque Internet hoy en día no tenga por qué ser una fuente de negocio rentable en sí misma, hace ya tiempo que no estar en Internet, no ser encontrado fácilmente en Internet por un cliente potencial, o no disponer de una web de calidad apropiada en función de lo ofrecido por cada empresa, perjudica muy seriamente la imagen corporativa.
La página web debe entenderse como una herramienta más para la empresa, es decir, un valor añadido. Es algo con lo que cualquier empresa debe contar para adecuar la forma de trabajo al modelo de franquicia del siglo XXI. Y no es que esto tenga que ver con las modas, se trata simplemente de una herramienta de trabajo. Los beneficios que reporta a cualquier negocio el hecho de contar con este incipiente recurso son muchos, por lo que conviene destacar algunos de ellos como:
– La página web abre nuevas posibilidades de comunicación. Ya no sólo hablamos de canales de comunicación como el teléfono o el fax, sino que además se ha empezado a utilizar la web para comunicarse con terceros.
– Una empresa debe utilizar Internet para publicitar sus productos y/o servicios a través de catálogos, con fotos y descripciones, sin limitaciones de espacio.
– A través de la web una empresa puede ir automatizando procesos y reduciendo costes de transacción. Un cliente potencial puede rellenar un formulario de solicitud de código de cliente por Internet, lo que permite ahorrar ese tiempo a la empresa.
Dotarse del sistema informático apropiado es una de las prioridades de primer rango para poder realizar el seguimiento adecuado de cada uno de los establecimientos de la enseña. Disponer de un correcto sistema de información de gestión de los establecimientos permite la realización de una tarea optimizada de la red de los puntos de venta, garantiza una mayor competitividad y dota de mayor capacidad de negociación a la central de franquicias.
Aún así, es necesario saber que la informática se actualiza diariamente a velocidades de vértigo y lo que hoy es tecnología punta puede que en poco tiempo esté desfasada, aunque no obsoleta. Esto se traduce en nuevas necesidades económico-financieras para una gran parte de las franquicias. En definitiva, el empleo de las nuevas herramientas de hardware, software o servicios, son cada vez más necesarias en el mercado de gestión.
Formación
Por último, no hay que olvidar la formación del franquiciado. Esta no consiste únicamente en un curso antes de iniciar su andadura en el negocio. Por ello, esta formación tiene que extenderse a lo largo de la existencia de la empresa, de manera que la relación entre el franquiciador y el franquiciado se estreche cada vez más y, por tanto, su actividad mantenga una posición ventajosa en el mercado.
Hay que distinguir por ello entre la formación inicial y la continua. En el caso de la inicial hay que separarla claramente en tres fases: la formación teórica, referida a los aspectos del negocio y el sistema de franquicia, la segunda, una formación práctica, enfocada a la aplicación de los conocimientos adquiridos en la fase inicial y, una tercera etapa, conocida como la asistencia técnica y comercial, muy pragmática si tenemos en cuenta que se beneficiará de esta fase desde la apertura del centro.
En definitiva, el objetivo de la franquicia del siglo XXI se traduce en cubrir todas las exigencias personales y las exigidas indirectamente por el cliente potencial que, junto a la competencia cada vez más ajustada entre las empresas de un mismo sector, se hacen imprescindibles no sólo para que subsista una franquicia, sino para sentirse cómoda en el nicho de mercado en el que se encuentra asentada.