Pioneros desconfiados a la hora de delegar
Todos los franquiciadores nos hemos lamentado en alguna ocasión de la falta de cultura, tanto empresarial como de entendimiento en lo que se refiere a la franquicia, por parte del franquiciado. Sin embargo, no nos damos cuenta de esas mismas carencias por parte de algunos franquiciadores. No podemos olvidar que muchas de las franquicias que figuran a la cabeza en todos los rankings provienen de la evolución de un negocio familiar, que poco a poco se ha ido consolidando y creciendo, apuntándose al carro de la franquicia como fórmula óptima de expansión.
Estas empresas suelen partir de un pequeño establecimiento, casi siempre familiar, con un concepto nuevo, innovador y de mucho éxito, que clonando su estructura repite sus resultados. La mayor parte de los actuales franquiciadores eran pequeños comerciantes cuyo negocio iba muy bien. La mayoría de las veces porque ellos estaban al frente. Ahora, ellos mismos se encuentran al frente de una gran empresa, que ha multiplicado por mucho aquellos exitosos resultados del pequeño negocio que dirigían. Pero, ¿están preparados realmente para dirigir estos nuevos conceptos de negocio? El concepto de franquicia es tan novedoso en España, tanto para el franquiciado que opta por esta forma de inversión, como para el franquiciador, que en numerosas ocasiones le sobrepasa la dimensión que va adquiriendo su empresa.
EXCESIVA DEPENDENCIA
Un número nada despreciable de firmas franquiciadoras depende tanto de su fundador que corren un grandísimo riesgo de desaparecer en el momento en que ellos no estén al frente de las mismas. Pero también en muchos casos son ellos los mismos lastres para su empresa y los responsables de esta situación. Piensan que están dirigiendo el mismo negocio que dirigían hace muchos años, y que tantas satisfacciones les daba, sabían absolutamente todo lo que pasaba, se encargaban, ilimitadamente, de todo: contrataciones, pagos, publicidad, atención al cliente, decoración… Pero, ¿y ahora? No estamos hablando de un establecimiento, sino de muchas decenas de ellos, administrados directamente por el franquiciador, y de muchas decenas de otros en franquicia. Las decisiones que toman repercuten en todas y cada una de las unidades, por lo que el margen de error debe acercarse a cero lo más posible, ya que sus asociados están sujetos a sus decisiones.
QUÉ TRISTE ES MORIR DE ÉXITO
Esto implica un cambio en la estructura del negocio, que el franquiciador debe afrontar. Y como no, un cambio en su forma de dirigir y llevar su negocio, que en muchas ocasiones el veterano emprendedor no está preparado para realizar, pues sigue basándose en las convicciones y experiencias con las cuales ha triunfado con sus primeros establecimientos. La creencia de que son imprescindibles e irremplazables, la desconfianza para delegar en profesionales -muchas veces optan por familiares, en ocasiones poco preparados, para puestos de responsabilidad y gestión-, el desconocimiento de los métodos más novedosos… hace que muchas empresas no maduren y no lleguen a ser lo que realmente podrían. Y lo que es más grave, que un crecimiento tan grande y que no puede ser digerido acabe con ella.
Es por lo que muchas veces, cuando hablamos de la falta de «cultura de franquicia» por la parte del franquiciado, deberíamos echar un vistazo interior y ver como anda nuestra cultura empresarial, antes de profundizar en la franquicia.
D. Víctor Pacheco, director de expansión de Spejo’s.
Fuente: Franquicias Hoy