Placer para todos
Retrocede la era de los sex shops, la pornografía y el sexo clandestino a favor de la fantasía y la imaginación y de otras maneras de gozar del amor. Barcelona se ha convertido en el último año en la capital de España del sexy store, almacenes sexys o tiendas del placer abiertas al público donde se encuentran toda clase de productos relacionados con el amor, la sensualidad y el erotismo, salvo los específicamente pornográficos. Los barceloneses y los numerosos turistas que visitan la capital catalana, mientras miran escaparates, pueden ahora descubrir establecimientos de objetos eróticos. Los preservativos de tres sabores (chocolate, menta y fresa), los tangas comestibles, las esposas, látigos y antifaces de piel de leopardo, aceites de masaje y vibradores, la lencería femenina, pueden ser contemplados y comprados por quien lo desee. La ciudad condal ha abierto una ventana al mundo del erotismo callejero, como antes lo hicieron Londres, Estocolmo, Helsinki o Berlín. Las tiendas eróticas tienen las puertas y los escaparates abiertos a la vista de todo el mundo. Sus vendedores son gente joven, educada y bien preparada. Venden artículos para fomentar la imaginación y el deseo y que pueden servir a una persona sola o a una pareja. Los clientes, mayoritariamente personas entre 18 y 45 años, pueden comprar lencería erótica, un cosmético para el masaje, y los más cultos, literatura sensual.
Sensualove es la empresa del ramo que con más fuerza ha implantado en España el concepto de sexy store. La firma, que en España está dirigida por Daniel Gallardo y Fernando Gallardo, cuenta con tres tiendas en Barcelona y una en Palma de Mallorca y pronto abrirá otras tres en Valencia, Málaga y Cádiz. Es un negocio que funciona como una franquicia y es de alta rentabilidad debido a las condiciones favorables que se ofrecen y a la novedad del concepto.
Cada punto de venta está conectado informática y telefónicamente a una sede central que garantiza un servicio necesario de los productos y un asesoramiento sobre cualquier duda que pueda surgir. Además, un supervisor territorial se encarga de visitar periódicamente las tiendas para poderlas orientar en lo que necesiten. El negocio va viento en popa y Sensualove ha recibido más de 300 solicitudes en toda España para crear nuevas franquicias.
Daniel Gallardo cuenta que el concepto de sexy store «no tiene nada que ver con el sex shop, porque nosotros no somos un lugar oscuro y cerrado y no vendemos pornografía, y por lo tanto nuestras tiendas permiten la entrada a todos los públicos». Gallardo señala que «tampoco tenemos fotos que puedan herir la sensibilidad de nadie y nuestros vendedores, en el caso de que atiendan a un menor de 15 años, por ejemplo, desempeñarán una labor pedagógica sobre el sexo, lo que no siempre se hace en la familia o en la escuela, le orientarán y le informarán».
Cuenta Daniel Gallardo que las tiendas eróticas controladas por Sensualove son lugares abiertos, acogedores y llenos de luz, donde nadie tiene que esconderse de los demás y sentirse avergonzado de sus aficiones más íntimas. Daniel Gallardo insiste en que «no somos un sex shop y es muy importante que la gente sepa que nuestro objetivo no es satisfacer las necesidades sexuales, sino desempeñar una labor pedagógica y vender artículos eróticos para disfrutar con tu pareja o solo».
Clientela femenina
La mayoría de la clientela de estas tiendas «son mujeres sexualmente activas que tienen entre 18 y 35 años, quizá porque las mujeres tienen una mente más abierta que los hombres», señala Daniel Gallardo. Los precios de los productos son bastante asequibles y varían entre un euro que puede costar un preservativo de sabor, hasta los 60 euros de un vibrador acuático. Los productos estrella están dirigidos a la mujer, como, por ejemplo, el estimulador de clítoris que funciona con mando a distancia. Los vibradores cuestan entre 20 y más de 100 euros.
Patricia V. tiene 37 años, está casada y es madre de dos niñas. Explica que ha ido «alguna vez» a un establecimiento de objetos eróticos, «sobre todo a mirar», aunque en una ocasión compró un artilugio del que prefiere no hablar. «Mi pareja y yo disfrutamos del sexo todo lo que podemos y nos parece bien que existan estas tiendas, aunque mi marido es más tímido que yo y jamás querría acompañarme a un lugar así».
Ignasi R. tiene 32 años y es soltero, y suelen frecuentar los sex shops y las tiendas eróticas. Señala que, «estas tiendas están muy bien porque abren la mente a la gente, son una forma de luchar contra los tabúes y educan sexualmente, y a otros nos estimulan el placer, que no es poco».
Una de las tiendas más antigua en este sector es Erotic Shop, fundada por Eva Moreno en la localidad barcelonesa de Santa Coloma de Gramenet hace seis años. Moreno define su negocio como un conjunto de «sexo con juguetes y cosméticos» y considera que «no es una práctica que esté prohibida o sea fea», todo lo contrario, «facilita a mucha gente, sobre todo a las mujeres, una información adecuada sobre el sexo, rompe tabúes y contribuye a la felicidad de la persona o de la pareja».»