Radiografía de la gestión empresarial en España
Recientemente el IESE, en colaboración con la consultora de comunicación Burson-Marsteller, ha publicado el informe sobre «Gestión Empresarial en el 2007» en el que recoge las opiniones de los directivos de las empresas más notorias del panorama español sobre el estado de las compañías españolas, tanto dentro como fuera de nuestro país.
Competitividad y progreso
Parece que últimamente lo español está de moda y son muchas las compañías que acumulan triunfos en los últimos tiempos. Sin embargo, los directivos encuestados ofrecen una visión algo diferente y casi la mitad de los encuestados, un 41,5 por ciento, considera que la competitividad de la empresa española en el mercado interior no ha cambiado. Aunque, entre los que piensan que ésta ha sufrido una evolución, ganan aquellos que opinan que ha mejorado, con un 32,9 por ciento frente al 22,6 por ciento que opina que éste ha empeorado.
Además, se supera la tendencia pesimista que parecía reinar durante el ejercicio 2005/2006 en el que el 37,4 por ciento de los directivos acusaban cierto estancamiento y desidia entre las empresas que operaban en el mercado nacional. De esta forma, se recupera el ánimo mostrado en el año 2004, cuando la opinión se decantaba hacia una mejora de la competitividad de la empresa española en el mercado interior, con un 57,4 por ciento.
Dicho optimismo acompaña también a los empresarios a la hora de valorar el comportamiento de las compañías nacionales en su apertura al mercado extranjero. Tan sólo un 38 por ciento de los encuestados este año piensa que la competitividad de la empresa española en este ámbito ha empeorado.
Aunque, en los últimos años, ha adquirido mayor protagonismo la capacidad de obtener una buena imagen de marca, para lo que las enseñas emplean cada vez más recursos y esfuerzos. Como factor menos determinante, los directivos señalan el hecho de ser más competitivos en cuanto a precios. A su juicio, si se logra ofrecer un producto de calidad que satisfaga las necesidades de los clientes, el precio queda en un segundo lugar. Paradójicamente, es precisamente este último factor el que los empresarios consideran, al igual que en años anteriores, el más difícil de conseguir.
De hecho, los factores considerados más difíciles de conseguir son exactamente los mismos y aparecen en el mismo orden desde el ejercicio 2004, siendo estos, además de ser más competitivo en precios y costes, lograr un posicionamiento claro y diferenciado, conseguir una mejora constante en recursos humanos y ofrecer una mejor calidad de servicio.
Pensando en el futuro de sus empresas, con el objetivo de crecer y hacerse más potentes, casi la totalidad de los directivos españoles, el 91,9 por ciento de los encuestados, concentran la mayor parte de sus esfuerzos en la investigación y el desarrollo que se consolida año tras año en su posicionamiento como factor más importante. La investigación y el desarrollo resisten de este modo en el primer puesto en orden de importancia ya manifestado en el ejercicio 2005/2006, así como en el 2004/2003.
La internacionalización, por su parte, escala posiciones, con un 87,6 por ciento, y desbanca a la productividad, con un 85 por ciento, como segundo factor más influyente en el buen funcionamiento de una empresa de cara al futuro. Si nos fijamos en los valores menos importantes, un 79,9 por ciento de los directivos señala las relaciones con las Administraciones Públicas como menos determinante para el éxito de las compañías de cara al futuro, seguido de la financiación, con un 50 por ciento, y de las relaciones laborales, con 43,6 por ciento, manteniendo exactamente el mismo orden del ejercicio anterior.
Atraer inversión
En relación a la inversión directa, el gran debate se centra en el proceso de deslocalización industrial, es decir, en la posibilidad de que empresas multinacionales que están radicadas en España se trasladen a países como Polonia o Hungría para bajar costes. En este sentido, habría que hacer dos incisos.
En primer lugar, resulta necesario preguntarse si las empresas que ya están instaladas en España se irán a otros mercados. En este sentido, los últimos estudios al respecto revelan que los cuatro elementos relevantes a tener en cuenta para deslocalizar una industria son, por este orden: los impuestos a las sociedades, un mercado laboral flexible (es decir, que el despido resulte más o menos económico), los costes de la mano de obra (lo que no hace referencia exclusivamente a los salarios, sino también a la cualificación de la mano de obra y al poder de confrontación de los sindicatos) y, por último, la logística.
Por tanto, si tenemos en cuenta dichos datos, observamos que para determinados sectores puede resultar rentable emigrar a otros países, como por ejemplo los de Europa del este, para desarrollar su actividad, mientras que, los elevados costes que implica dicha salida evite que otras compañías se decidan por esta opción.
Por otra parte, si se les pregunta a los empresarios acerca de la posibilidad de que llegue a España nueva inversión directa, estos se muestran bastante pesimistas, ya que en estos momentos los países de Europa del Este son los que ofrecen un mayor atractivo para los inversores. Esto se debe a que los impuestos a las sociedades son mucho más suaves que en España, el nivel de formación es muy elevado y los salarios son mucho más bajos. Asimismo, la ubicación geográfica de dichos países es muy buena, ya que está situada cerca del eje nórdico-alemán y del norte de Italia.
En este sentido, los directivos encuestados destacan en primer lugar, entre las medidas encaminadas a evitar la deslocalización, la inversión en capital humano, con un 37,6 por ciento, quedando empatadas en segundo lugar la inversión pública en infraestructuras y el establecimiento de mejoras organizativas y de gestión que produzcan un aumento en la productividad, con un 18,4 por ciento. También son factores considerados importantes la inversión pública en I+D+i, según un 15 por ciento, y la mejora en la participación de los trabajadores en las empresas, según otro 15 por ciento.
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