Starbucks pretende acercar la cultura del café a los mayores productors del mismo
Starbucks llega a Latinoamérica
En Chile, prefieren el té al café y, a ser posible, mejor soluble que recién molido. Los argentinos, por el contrario, son más afines a sus antepasados italianos y españoles en lo que se refiere a bebidas calientes. En Buenos Aires, mojan las medias lunas en espumosos capuchinos, cafés solos o con leche. En Brasil, el café de sobremesa se sirve gratis en cualquier restaurante de cierta categoría.
Esta heterogénea Latinoamérica, a menudo, sorprende a los viajeros que se dejan caer por el continente. Sin embargo, las diferencias más sutiles del perfil consumista de un colombiano o un venezolano no se perderán con Starbucks, una de las cadenas de cafeterías que crecen con mayor rapidez.
Un mercado abierto
Ni Perú, ni Chile poseen un mercado masivo de café. No obstante, los establecimientos de esta bebida, al estilo europeo o norteamericano, han empezado a proliferar en los distritos con mayor poder adquisitivo de ambas capitales. En el viejo centro cívico de Santiago, los oficinistas toman cafés solos o con leche en las decenas de bares, poco iluminados, denominados cafés con piernas. La peculiaridad es que la bebida es servida por camareras bastante ligeritas de ropa –a veces, incluso en topless–.
A pesar de esta singularidad cultural, según un estudio realizado por Starbucks, los chilenos toman una media de 150 tazas de café al año, comparado con las 345 tazas en EEUU y las más del doble de esta cifra que consumen muchos países europeos. De los 800 gramos de café per cápita que se compran cada año en supermercados y tiendas especializadas, el 90% es café soluble.
En Argentina, el consumo es de unos 4 kilos al año. A pesar de que Perú es productor de café, este país sigue un patrón similar a Argentina en lo que se refiere al consumo de café. Julio Gutiérrez, responsable en Latinoamérica de Starbucks Coffee International, afirma que “hemos estado haciendo negocios en Latinoaméric durante décadas. No teníamos ningún establecimiento pero, desde el principio, hemos estado comprándoles café. Ahora estamos cerrando el círculo”. Sólo queda ver cómo le va a Starbucks con los nuevos establecimientos.
Después de haber inaugurado un establecimiento en el pudiente vecindario de Isidora Goyenechea, en Santiago de Chile, los ejecutivos y los socios de la compañía pasaron el día peinando la ciudad en busca de lugares donde abrir un salón de café. Pablo Arizmendi, vivepresidente de márketing y desarrollo en negocios de Latinoamérica, declaró que la compañía está buscando licencias en Argentina, Brasil, Colombia y Venezuela. “La expansión sólo depende del tiempo que tardemos en encontrar un socio adecuado en cada país”, afirma. “Si no encontramos ninguno, puede que lo hagamos por nuestra cuenta”.
Japón, primero
Cualquiera que conozca un poco la historia de Starbucks, puede imaginarse los abarrotamientos que se producen en los barrios más chic de las dos capitales. Desde que se construyó el primer establecimiento en Pike Place Market, en Seattle, en 1971, hoy Starbucks posee 3.907 establecimientos y 1.378 licencias en Norteamérica. Además, detenta [sic] 437 establecimientos y 1.180 franquicias en el resto del mundo. El primer país fuera de EE UU en el que se estableció fue Japón, en 1996.
Ahora se encuentra en más de 30 países. Sólo el año pasado, los salones de café de Starbucks se introdujeron en México, Alemania, España, Austria, Puerto Rico, grecia, Omán, Indonesia y sur de China. El año pasado, veinte millones de clientes a la semana dieron a la compañía unos beneficios netos consolidados de 215 millones de dólares, el 24% de unas ventas que ascendieron a 3.320 millones de dólares.